Es probable que la decisión tomada por el juez del Distrito de Estados Unidos, David Ezra, sea apelada por Texas, ya que el estado ha estado buscando activamente expandir y defender sus políticas fronterizas durante los últimos dos años, y esta orden representa un desafío a esas acciones.
El miércoles, un juez federal ordenó a Texas retirar una gran barrera flotante del banco del Río Grande en respuesta a las protestas de los gobiernos de Estados Unidos y México contra la última táctica del gobernador republicano, Greg Abbott, para detener la migración en la frontera sur de América.
Esta decisión fue tomada por el juez del Distrito de Estados Unidos, David Ezra. Es probable que Texas apele esta orden, ya que en los últimos dos años ha estado llevando a cabo una operación llamada “Operation Lone Star” en un esfuerzo por frenar la afluencia de migrantes y ha buscado activamente expandir y defender sus políticas fronterizas. El estado tiene plazo hasta el 15 de septiembre para retirar la barrera.
El caso en cuestión se originó cuando el gobierno federal solicitó a Texas la eliminación de las barreras flotantes en el Río Bravo, y al no ser atendida esta solicitud, presentó una demanda contra el estado. Texas argumentó en una audiencia que la colocación de boyas era necesaria para reforzar la seguridad fronteriza, citando más de 2.3 millones de encuentros fronterizos en lo que va del año.
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Sin embargo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos señaló que estas acciones violaban las leyes federales y dañaban las relaciones con México. Un análisis reciente también reveló que el 80% de la barrera se encuentra del lado mexicano del río. Además, ha habido informes de personas que se ahogaron debido a las boyas en la zona. La decisión del juez de ordenar la retirada de la barrera flotante representa un desarrollo significativo en este litigio fronterizo.
El gobernador Abbott ha defendido la valla flotante en una reciente conferencia de prensa, argumentando su importancia en la seguridad fronteriza. Sin embargo, las familias como la de Wilfredo Riera continúan enfrentando desafíos al cruzar el río, sorteando la barrera y otras obstrucciones en su camino hacia Estados Unidos.
Robie Flores, un residente de Eagle Pass, Texas, siente nostalgia por los tiempos más simples en los que los habitantes de ambas orillas del río podían interactuar libremente. Lamenta la dirección que ha tomado su comunidad con la introducción de barreras y ahora boyas, y expresó: “No es así como tratamos a la gente”. Este testimonio refleja las preocupaciones y cambios en la dinámica de las comunidades fronterizas debido a las medidas de seguridad implementadas.