¡La recta final ya está aquí!
Estamos a solo unos días de conocer el resultado, escasas dos semanas para que finalmente concluya, el próximo día 27, el proceso de selección del “Coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación” o, lo que es lo mismo, el candidato o candidata de Morena a la Presidencia de la República. Del 28 de agosto al 3 de septiembre se llevará a cabo el trabajo de campo de la encuesta, del 4 al 5 el procesamiento de información y el día 6 será el gran anuncio.
Yo personalmente no he disfrutado mucho de todo este teatrito, pero he de reconocer que el morbo que me provoca sí me ha llevado a seguirlo de cuando en cuando. Y no me llama la atención porque creo que (todos) tenemos la certeza de que el resultado de su famosa encuesta, o el desenlace de este cuento, solo depende de una persona. Únicamente depende de la voluntad de un individuo que no necesita que nadie le diga a quién prefieren o cuál candidato les parece mejor. Andrés Manuel elegirá a quien él deseé heredarle el poder. A nadie más. Y probablemente esto ya lo tiene resuelto desde hace mucho. Francamente dudo que, a estas alturas, hubiese cualquier factor que pudiera cambiar la decisión que ha tomado.
Pero bueno, dicho lo anterior, regreso al morbo. Haciendo yo mi propia encuesta entre amigos, familiares y vecinos, veo que cada quien percibe a los suspirantes de distinta manera. Hay quien desea que sea Claudia, otros prefieren a Marcelo, otros no… Cada quien desde su muy personal punto de vista, o de interés, podríamos decir.
Desde mi humilde palco veo a la Dra. Sheinbaum a veces muy confiada, a veces desesperada, pero siempre muy apagada. Me cuesta mucho trabajo borrar de mi mente ese cantadito que tiene, ese acentito molesto que se nota tan prefabricado: “¿Vaaan a quereeerrrr queee regreseeen looos conservaaadoreeesss? No puedo, es demasiado, y ahí está todos los días. Todos los días es igual, desangelado, distante, somnífero. Sin embargo, ahí está.
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Marcelo es como si desde el principio hubiera salido sabiendo que su destino -otra vez- no es la candidatura presidencial. Como que lo sabe, pero también sabe que tiene que aventarse al escenario y actuar su papel como solo él lo puede hacer. Creo que nunca aprovechó ese gap inicial que obtuvo cuando todos vimos, o creímos ver, que orillaba al presidente a tomar decisiones que no quería tomar y un poco a jugar con sus propias reglas y tiempos. Fue solo una ilusión, al final se enredó entre propuestas absurdas, retos a los que nadie hizo caso, e incluso momentos en que su propio equipo lo ridiculizó. Hoy se dedica a turistear y pasarla bien en su tour por la república.
El exsecretario Adán Augusto López se ve siempre enojado. Me da la impresión de que él en todo momento siente que está peleando con un fantasma, como boxeo de sombra, aunque en realidad ni está peleando ni tiene enfrente a nadie. Pero bueno, él también entiende lo que le toca y ahí anda, salvo que sepa algo que nosotros no sabemos… Un poco en lo mismo, aunque muchísimo más divertido, está Don Gerardo Fernández Noroña. Caray, un tipazo. Diosito se nos lleva en unos meses a muchos de los grandes comediantes de México, pero nos regala a Fernández Noroña. Esa es la parte bonita del noticiero de la noche, la parte cándida, jocosa, divertida. Nada más que decir.
Y finalmente Don Ricardo Monreal que a mí, francamente, me provoca un poco de penita y tristeza. Porque de que es un político talentoso lo es: es negociador, es inteligente, hombre leído y culto. Sus defectos tendrá, pero lo han maltratado mucho. La mayoría de las encuestas lo ubican ya en el 5º lugar, solo por delante de Manuel Velasco, de quien dicen los rumores que también está contendiendo por la candidatura.
En fin, como lo hemos mencionado en un principio, ya solo faltan unos días, hagamos todos nuestras quinielas y que como dice el clásico: ¡Que gane el mejor!
Abelardo Alvarado Alcántara