Hace ya algunos años, se transmitía en televisión un popular programa de comedia, en el que figuraba un personaje -igualmente popular-, que hizo famosa aquella frase que decía: “¡Yo solo soy la sirvienta!”. Más allá de lo cuestionable (y políticamente incorrecta) que pudiese resultar hoy esa frase, se convirtió en motivo de chiste y broma ocasional por el cinismo que representaba de parte de quien la utilizaba. Años después, otro personaje, en circunstancias diametralmente opuestas a la comedia, hacía uso de una expresión casi idéntica para sepultar su insípida y desangelada carrera política: “Yo solo soy la directora general del Metro”. Así se deslindaba Florencia Serranía, a principios del año 2021, de su responsabilidad en los incidentes ocurridos en aquel entonces en instalaciones del Metro de la Ciudad de México.
Los años pasan y la frase sigue teniendo la misma vigencia, igual para la comedia que para la tragedia. Hoy resulta dramático hacer un recuento de tantos hechos que dan fe de cómo la LEY es ignorada, menospreciada y, por supuesto, violada. Pero esto ya antes sucedía, sin duda, pero vamos, al menos se disimulaba, se fingía. Hoy no, hoy se hace a plena luz, sin recato, sin miramientos, sin buscar siquiera la justificación; y esta vejación que hoy sufre la LEY, nuestras leyes todas, la encabeza el mismísimo jefe e inquilino de Palacio Nacional.
¿Cuántos capítulos podemos hoy contar, en los que incluso la misma Constitución, ha sido soslayada en aras de los caprichos de la nueva clase gobernante? ¿A quién le puede interesar respetar la ley, si a aquel que juró “guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen” no le importa un comino ni lo uno ni lo otro? Repasemos brevemente solo 3 de ellos:
Nombramiento de comisionados del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI). Este organismo, que cumple ya 20 años de su fundación, fue creado en aras de garantizar el acceso a la información pública y se ha convertido, con el paso de los años y el buen oficio de quienes lo han construido, en una herramienta indispensable para la democracia en México. Peeero, también se ha constituido en un enemigo para quienes desean a toda costa boicotear la transparencia gubernamental y el sano ejercicio de la rendición de cuentas. Así pues, este año se relevan tres de sus siete comisionados, mismos que deberían ser nombrados por el Senado de la República. El problema radica en que el Pleno del instituto no puede sesionar sin un quórum mínimo de cinco comisionados (hoy solo hay cuatro) y, por lo tanto, todas sus resoluciones están detenidas. Pero bueno, pues a contentillo del presidente, el Senado no ha tenido a bien nombrar uno solo de los tres comisionados que hacen falta en el pleno del instituto. A esta fecha, ya al menos dos jueces han ordenado al Senado sesionar, proponer y votar estos nombramientos. Pero eso solo es lo que dice la ley, los jueces, no lo que dispone el líder supremo.
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El derecho de réplica de Xóchitl Gálvez. En la conferencia de prensa mañanera del día 5 de diciembre de 2022, el presidente López Obrador citó equivocadamente a la senadora panista, diciendo que ella se había pronunciado a favor de que se retiraran los apoyos económicos para los adultos mayores, siendo que ella manifestó que precisamente estos recursos eran insuficientes. Ante ello, Gálvez solicitó el derecho de réplica al presidente, mismo que por supuesto le fue negado, y tras lo cual acudió a las instancias judiciales que finalmente le dieron la razón a través de la decisión del juez Hugo Roberto Pérez Lugo, titular del Juzgado Segundo de Distrito en Materia Civil en la Ciudad de México. La senadora se presentó este lunes 12 de junio, con orden judicial en la mano, para intentar ingresar al Salón Tesorería de Palacio Nacional y ejercer pues su derecho de réplica en la misma tribuna donde fue señalada. El resultado ya lo sabemos: No se le permitió la entrada y el presidente López Obrador le dijo que le haga como quiera, que se busque otro espacio, en otro tiempo y en otra dimensión, porque ahí, en su mañanera, ni en sueños le va a permitir hablar.
Las precampañas de las precampañas. El líder absoluto de MORENA decidió adelantar lo tiempos electorales. Y vaya que los adelantó. Hace ya prácticamente dos años que se inició la carrera por la candidatura presidencial de este partido. Desde entonces, todos los días, escuchamos como la hija política de Andrés Manuel, su carnal Marcelo, su hermano Adán Augusto y hasta el varias veces defenestrado Ricardo Monreal, van haciendo su luchita por posicionarse en el ánimo del pueblo bueno (que es quien, por medio de una encuesta, elegirá al ganador de la candidatura presidencial). Entonces, como ya no habrá dedazo, pues hay que salir a buscar las simpatías, cueste lo que cueste. Y esto parece ser tanto en sentido literal como en sentido figurado. Y no importa que la ley lo prohíba, mucho menos que la autoridad electoral -el INE- haga numerosos llamados para que sus actividades proselitistas sean llevadas a cabo en el debido tiempo y forma. Pues bien, las únicas reglas que se deben de respetar son las que el mismo partido impuso a sus corcholatas y que obedecen solo a sus propios intereses y reglamento de juego. Y claro, solo el presidente podrá decir cuándo inician, cuándo siguen y cuándo terminan.
De los muchos más y constantes ataques y desacatos al Poder Judicial (a jueces, magistrados, ministros) mejor ya ni hablamos, eso ya es materia de otro cafecito. La lección de hoy no necesita explicación: la ley, del aparador no pasa. No sirve, no importa, no hace falta. Ya lo dijo tan clarito el presidente: “A mi no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”. Pues por supuesto que no, faltaba más. Solo que entonces no nos sorprenda, si un día, nos encontramos a la Constitución en la calle y nos dice tan tranquila: “¿Pues qué?, si yo solo soy la ley”.
Abelardo Alvarado Alcántara.