Según Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos, los cárteles utilizaron a adictos para probar el fentanilo mezclado con otras sustancias
Los cárteles de narcotráfico utilizaron a personas adictas de Tijuana para experimentar con fentanilo mezclado con otras sustancias ver cuántas dosis soportaban, detalló Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos
De acuerdo con el antropólogo Víctor Clark, el fentanilo llegó a Tijuana desde hace 5 años, a través de los consumidores deportados de Estados Unidos.
Los adictos de la canalización del río Tijuana fueron los conejillos de indias de los cárteles del narcotráfico que desde hace cinco años comenzaron a mezclar el fentanilo con otras sustancias a fin de cuantificar las dosis que podía soportar un ser humano y disminuir las muertes por sobredosis de este opioide, informó el director del Centro Binacional de Derechos Humanos, Víctor Clark, quien precisó que la oleada de esta droga llegó de Estados Unidos a nuestro país.
“Hay toda una estrategia de mercadotecnica para la introducción del fentanilo en Tijuana hace aproximadamente cinco años detecté en la zona del canal a adictos que empezaban a demandar el fentanilo cuando no era algo común, se trataba de migrantes deportados que ya consumían fentanilo de lado norteamericano y que aquí lo comenzaban a demandar.”
Así, la droga que hoy en día ha enfrentado a los gobiernos de México y Washington, comenzó a ser comercializada en nuestra frontera a fin de elevar las ganancias y reducir los riesgos de pérdida, toda vez que un frasco de unos cuantos mililitros, evita la necesidad de transportar grandes volúmenes de drogas como la mariguana, o de excavar túneles para enviar cocaína al vecino país.
“Es cuando se da esta demanda, pero el fentanilo ya había cobrado fuerza en Estados Unidos, que los grupos del crimen organizado de manera muy hábil y utilizando estrategias de introducción de un nuevo producto en el mercado, empezaron a mezclar el fentanilo con otras drogas mezclándolo con heroína, con cocaína, con mefanfetamina y con el propósito de crearles resistencia en el consumo de fentanilo, fue un proceso de, entre comillas, educación a los adictos de las calles para que ellos dijeran que los efectos eran distintos, que las drogas eran más potentes”, declaró.
Agregó que al visitar la Estancia Municipal de Infractores, “los custodios declaraban que recibían personas que no vienen drogados con heroína con cristal, no sabían lo que es, pues estaban apareciendo adictos que ya estaban consumiendo fentanilo, un proceso para formar adictos”.
De acuerdo con el antropólogo, desde hace 5 años la sustancia llegó a Tijuana a través de los consumidores deportados de Estados Unidos, y precisó que el consumo de fentanilo ha incrementado en la frontera y lamentablemente las autoridades desconocen cuántas personas mueren por la letal sustancia.
“Una vez pasado ese proceso, comienzan a comercializar abiertamente como fentanilo en las calles de la ciudad, que son las cuatro M que se vende en cien pesos, o 25 pesos por pastilla. Y mientras en Estados Unidos hay 200 muertos diarios, la Cruz Roja dice que atiende 80 personas por fentanilo al mes, sin que la autoridad nos informe cuántos de ellos mueren por sobredosis”.
Esta droga vino a hacer más lucrativo el mercado de la droga, donde las ganancias son mayores en la medida en que disminuye el número de decomisos, de riesgo de pérdidas de mercancía y de costos de transporte, explicó. “El fentanilo se inhala, se inyecta, es una gran oportunidad para el crimen organizado para obtener grandes recursos”.
Clark Alfaro puntualizó que sí hay producción de fentanilo en nuestro país, y descartó que este opioide que no es exportado a Estados Unidos se consuma en el mercado local, toda vez que hay droga fabricada expresamente para la exportación y producto dirigido al mercado local.
“No comparto la visión de que el fentanilo que no cruza se queda aquí, hay una producción para el lado norteamericano y el mercado regional, los grupos criminales producen fentanilo para el mercado local donde se ha ido expandiendo rápidamente el consumo en el mercado local, pero no comparto que el fentanilo que no está cruzando se está quedando en Tijuana para su consumo”, agregó.
Las primeras muertes documentadas como resultado del consumo de fentanilo tuvieron lugar en marzo del 2018 cuando un taxista que cubría la ruta Tijuana-Rosarito falleció por una sobredosis de la droga que en esos años apenas comenzaba a ser introducida en nuestra frontera.
De acuerdo a personal de enfermería del Hospital General de Rosarito, la viuda entregó un frasco de droga a los amigos del difunto que asistieron al velorio, y la noche del 31 de marzo de ese año, tres choferes fueron encontrados en un estado sumamente grave y tirados en vía pública al lado de sus unidades, de acuerdo al parte informativo presentado por policías municipales.
Posteriormente los conductores perdieron la vida, ya que no había medicamentos que les ayudaran a estabilizarlos, y que de acuerdo a los médicos que los atendieron, eran excesivamente costosos.
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