En su segundo día de Viaje Apostólico en Hungría, el Papa Francisco se reunió este sábado con pobres y refugiados ucranianos en la Iglesia de Santa Isabel en Budapest
Con un llamado a la compasión hacia todos, en especial hacia quienes están marcados por la pobreza, la enfermedad y el dolor, el Papa Francisco se reunió con los pobres y refugiados en la iglesia de Santa Isabel en su segundo día de Viaje Apostólico en Hungría.
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“Lleven siempre el perfume de la caridad a la Iglesia y a su país”: fue la exhortación del Papa Francisco al encontrar, en su segundo día de Viaje Apostólico en Hungría, a los pobres y refugiados en la Iglesia de Santa Isabel en Budapest.
Al inicio de su discurso el Papa dijo sentirse “Muy feliz de estar aquí entre ustedes” y agradeció al presidente de Cáritas Hungría, monseñor Antal Spányi, por sus palabras de bienvenida y por haber recordado el servicio generoso que realiza la Iglesia húngara en favor de los pobres y los necesitados.
El Santo Padre se reunió con unos 600 refugiados, pobres y personas sin hogar en una visita que realizó a la iglesia de Santa Isabel en Budapest un día después de advertir de los peligros del creciente nacionalismo en Europa y decir al gobierno del primer ministro Viktor Orban que aceptar a los migrantes junto con el resto del continente sería un verdadero signo de cristianismo.
Francisco escuchó al refiguado, Oleg Yakovlev, que le contó cómo él, su mujer, Lyudmila, y sus cinco hijos tuvieron que abandonar su ciudad natal, Dnipro, hace un año tras los bombardeos rusos.
“Nos acogieron aquí y hemos encontrado un nuevo hogar, pero muchos han sufrido y siguen sufriendo a causa de la guerra”, dijo Yakovlev al Papa, describiendo el largo viaje de la familia hasta ponerse a salvo en Hungría.
Por la tarde, el Papa se dirigió a 12 mil jóvenes en un pabellón deportivo, y sonrió cuando le regalaron uno de los inventos más famosos de la Hungría moderna: un cubo de Rubik.
En un gesto significativo para el diálogo interreligioso, el Papa también se reunió con el metropolitano Hilarión, representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Budapest, que el año pasado fue destituido del puesto de número dos en la sede central en Moscú por diferencias internas sobre Ucrania.
El encuentro fue “en tono cordial”, informó la Santa Sede y duró unos 20 minutos, en presencia de un intérprete, y tuvo lugar en la Nunciatura de Budapest, residencia del Papa Francisco durante su viaje. El Pontífice saludó al Metropolita con un abrazo y besó su cruz pectoral.