Si bien es un hecho que el mundo ya lidia con una crisis de agua, un especialista de la UNAM afirma que se pueden evitar guerras por el agua.
La crisis actual por la escasez de agua recuerda a la frase: “si las guerras del siglo XX se lucharon por el petróleo, las del próximo siglo serán por el agua”, que dijo Ismail Serageldin, vicepresidente del Banco Mundial, en 1955. Sin embargo, un especialista de la UNAM afirma que se pueden evitar guerras por el agua.
Manuel Perló Cohen, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, afirma para la “Gaceta UNAM” que estamos a tiempo de evitar los potenciales conflictos que pueda originar la falta de agua.
“Sí se puede evitar, sí se puede disminuir el riesgo y la tensión. No se trata de presentar una visión apocalíptica de que vamos a enfrentarnos inevitablemente por temas del agua”, afirma el también coautor de “¿Guerra por el agua en el Valle de México?”.
A lo largo de la historia, desde 2500 a. C, se han registrado 1,298 conflictos mayores relacionados con el agua, según informa World Water Organization. En los últimos dos años, de 2020 a 2022, han habido 202 conflictos por agua.
Cinco zonas donde hay conflictos por el agua
De acuerdo con Perló Cohen, hay cinco zonas alrededor del mundo donde las disputas por el agua podrían intensificarse en el corto y mediano plazos si no se promueve una mediación efectiva entre los distintos actores involucrados:
• Cuenca del Nilo: De las aguas de este río, que históricamente ha sido ligado a Egipto, dependen más de 250 millones de personas en 9 naciones distintas; además de la antes mencionada, su paso recorre el territorio de Burundi, la República Democrática del Congo, Egipto, Kenia, Ruanda, Sudán, Uganda, Tanzania y Etiopía.
“Todo lo que se haga en algún punto del Nilo afecta a los demás, ahora la preocupación existe porque en Etiopía se está construyendo una gran presa –quizá la más grande de toda la cuenca– servirá mucho para el país –dará electricidad, riego, etcétera– pero puede afectar a Egipto; ellos no pueden permitir que el río sufra una modificación mayor, porque es una nación que sigue creciendo en población y que requiere muchos alimentos, no puede ver disminuida la corriente de agua que tiene”, subrayó el investigador.
• Río Indo: Uno de los afluentes más extensos de Asia es compartido por India y Pakistán, países que han intentado en las últimas décadas definir cómo y quién tiene derecho a su corriente sin conseguir llegar a un acuerdo. Los conflictos étnicos y religiosos entre ambas naciones abonan a la situación de inestabilidad. La BBC calcula que para el 2050 el Indo y las industrias que dependen de éste generarán una derrama económica de 2.6 billones de dólares.
• Cuenca del Tigris y del Éufrates: El caudal compartido por Turquía, Siria e Irak, relató Perló Cohen, ha ocasionado tensiones debido al control que han impuesto los turcos sobre el agua río arriba, ocasionando una falta de suministro para sus vecinos del sur.
“La guerra civil en Siria, en opinión de muchos analistas, tiene que ver con la gran sequía que se dio entre 2006 y 2011, factores climáticos y ciertas obras empezaron a restringir el flujo río abajo que afectó especialmente a un país que es semidesértico, como es el caso de Siria”, añadió el especialista.
• Cuenca del Ganges-Brahmaputra: En el caso de este torrente, según información de la BBC, se espera que para el 2050 genere 4.9 billones para la economía de la zona; de ahí su importancia para quienes lo comparten: India y Bangladesh. Como puntualizó el universitario:
“Hay controversias sobre qué debe hacerse con el río, cuánta agua se le puede extraer. Un tema muy presente es el de la contaminación, ya no es solamente si me quitas el agua o vas a poner una presa, sino qué estás vertiendo al río. Si estás vertiendo desechos de la agricultura –como fertilizantes– o industriales, estás afectando la calidad del agua que recibiré río abajo. Es otro foco de preocupación.”
• Río Colorado: Sus más de 600,000 kilómetros de extensión inician en Estados Unidos y terminan en territorio mexicano, más de 40 millones de personas y 2 millones de hectáreas dependen de su caudal. Una fuerte sequía en Colorado, Utah y Arizona lo ha afectado considerablemente.
La ONU señala que otras zonas de conflicto latente son las aguas del Silala, en Sudamérica, que son disputadas por Chile y Bolivia, principalmente, aunque no son los únicos que dependen de ellas, ya que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay las usan para abastecerse.
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En el caso de Israel y Palestina, cuyo conflicto político y territorial se ha agudizado recientemente, la disputa es por el control del río Jordán y los acuíferos de las localidades de Gaza y Cisjordania. En 1967 fueron declaradas por los israelitas como su propiedad total, situación que obliga al pueblo palestino a comprar agua de su antagonista.
La cuenca del Zambeze, ubicada al sur del continente africano, es peleada por Zambia, el Congo, Mozambique, Angola, Namibia y Zimbabue, es considerada por la ONU como uno de los sistemas hídricos más sobreexplotados del mundo. En el año 2000, su control estuvo a punto de desatar un conflicto armado entre Mozambique y Zimbabue.
La crisis del agua en México
El investigador Manuel Perló Cohen también habló de la crisis en México.
“La situación está impactando en México, que tiene cada vez menos agua. Es una zona que genera muchas preocupaciones”, consideró Perló Cohen.
“No sólo pasa en las regiones agrícolas en África y en los lugares menos desarrollados del mundo, sucede en ciudades como la de México. Aquí hay 9.3 millones de habitantes y por lo menos un millón no tiene acceso al agua”, agregó el investigador de la UNAM.
¿Cómo evitar las guerras por el agua?
Acuerdos, negociaciones y cooperación en las zonas de conflicto por el agua son las propuestas que plantea Manuel Perló Cohen, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
“Aquí tenemos focos rojos, vamos a actuar, vamos a convocar a las autoridades, a los empresarios, a las organizaciones ambientales a todo mundo para analizar el problema. Por ejemplo, ¿cuánta agua hay que darle a cada región? ¿Cómo tratar los contaminantes?”, declaró.
El experto propuso que a futuro se establezca un fondo financiero internacional que ayude a resolver estas problemáticas, en el que los países más ricos ayuden a quienes lo necesiten, así como hacer hincapié, internacionalmente en el uso eficiente y racional de nuestros recursos hídricos. Así lo expuso:
“Hay que buscar la solución en los acuerdos, el uso racional, el uso de tecnología, la justicia, el financiamiento global y las soluciones locales. La época de los grandes volúmenes de agua como recurso hay que dejarla atrás, hay que abandonarla. Lo que tenemos es un recurso finito, ésa es con la que contamos y, sobre todo, si nos las llevamos de una región a otra vamos a generar problemas muy serios, como está pasando actualmente en Xochimilco”. Y aventuró: “Creo que podemos evitar el peor escenario, pero debemos trabajar mucho”.
Con información de Gaceta UNAM