El Papa cerró hoy con la decisión de no renovar al cardenal Gerhard Müller al frente de un importante cargo vaticano una semana clave en la que también se conoció el alejamiento, en principio temporal, de su ministro de Economía, George Pell, implicado en un caso de pederastia.
Francisco relevó al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe al cardenal alemán Müller, conocido por sus posiciones doctrinales conservadoras y sitúa además en su lugar, destacado en la Curia, a un arzobispo español, también jesuita como el propio pontífice, Luis Francisco Ladaria Ferrer.
La Santa Sede precisó que el pontífice agradece a Müller “a la conclusión de su mandato quinquenal” al frente del dicasterio (ministerio vaticano), conocido en el pasado como Santo Oficio, una responsabilidad que llegaba a término mañana, 2 de julio.
La noticia circulaba ya en medios especializados en información sobre el Vaticano desde la víspera, pero con el comunicado no se esperó al vencimiento del mandato: el pontífice despejó rápidamente la incógnita.
El mallorquín Ladaria Ferrer reemplaza además a Müller como presidente de la Pontificia Comisión ‘Ecclesia Dei’, de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional.
Crítico de Francisco
Müller, de 69 años, fue nombrado para el cargo que ahora deja por el papa emérito Benedicto XVI y creado cardenal por el propio Francisco en el primer consistorio convocado por el pontífice argentino, en febrero de 2014.
El cardenal alemán se ha destacado como crítico de algunas de las reformas emprendidas por el Papa, como cuando, en octubre de 2015, se difundió una carta firmada por él y otros doce cardenales, considerados también como él conservadores, en la que denunciaban la metodología empleada en el Sínodo de la Familia convocado por el pontífice.
A Ladaria, el nuevo responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se le adscribe próximo a posiciones también conservadoras en lo teológico y su nombramiento sitúa en una posición destacada a la Iglesia española.
Y eso después de que, en su último y reciente consistorio del miércoles, el Papa creara cardenal a otro español, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en una nueva decisión que amplía el número de purpurados nombrados por el pontífice.
Cardenal afronta juicio por pederastia
Francisco ha tomado durante esta semana intensa para el Vaticano otra decisión importante: la concesión de un periodo de excedencia en su cargo al cardenal australiano George Pell, quien el jueves por la mañana anunciaba en una declaración a la prensa que viaja a su país de origen a declarar ante la Justicia.
Pell se declaró inocente de las imputaciones presentadas contra él en Australia por presuntos delitos de pederastia y denunció un “ataque implacable” a él, al tiempo que aseguraba que volverá a Roma para continuar con el desempeño de su cargo.
La excedencia del cardenal Pell devuelve el foco sobre la Iglesia católica y su gestión reciente de la implicación de numerosos miembros del clero en casos de abusos sexuales a menores, una “lacra” denunciada por el propio papa en varias ocasiones pero en cuyo combate no han faltado críticas.
Pero la marcha del poderoso cardenal australiano deja también una vacante, en principio temporal, en uno de los puestos esenciales en la parte de las reformas del pontificado de Francisco que afecta a la gestión de las finanzas vaticanas y que aparentemente las deja en suspenso.
Se conoce además pocos días después de la inexplicada dimisión del Revisor General de la Santa Sede, Libero Milone, un experto laico encargado de revisar las cuentas de la Curia, de cuya adecuación a estándares internacionalmente avalados no han faltado precisamente críticas desde hace décadas.
CIUDAD DEL VATICANO.