Las exequias de Benedicto XVI, concelebradas por 130 cardenales, 400 obispos y cuatro mil sacerdotes, fueron muy similares a los de los anteriores pontífices
El papa emérito Benedicto XVI fue enterrado este jueves tras el funeral encabezado por su sucesor Francisco a cinco días de su muerte a los 95 años.
De acuerdo con los deseos de Joseph Ratzinger, la tumba de Benedicto XVI fue colocada en la cripta de la gruta bajo la basílica que fue utilizada por última vez por San Juan Pablo II, antes de que el cuerpo del santo fuera trasladado arriba a la basílica principal previo a su beatificación en 2011.
El funeral comenzó a las 09:30 horas (local), a las puertas de la basílica, aunque el féretro en el que reposarán los restos del papa alemán saldrá 40 minutos antes del templo, donde han estado expuestos desde el 2 de enero, mientras los asistentes rezan el Rosario.
El mismo papa Francisco celebró la misa del funeral de Benedicto XVI, a la que sólo se pidió que Italia y Alemania enviaran delegaciones oficiales, y cerrará un capítulo sin precedentes en la historia del papado en el que un papa reinante pronuncie el panegírico de uno jubilado.
Francisco, ataviado con los ornamentos de color carmesí propios de los funerales papales, inició la misa con una oración y la cerró una hora más tarde con una bendición solemne del sencillo féretro, decorado únicamente con el escudo de armas del papa emérito. Más tarde, fue enterrado en las grutas vaticanas.
Jefes de Estado y miembros de la realeza, clérigos de todo el mundo y miles de fieles acudieron en masa al Vaticano a pesar de los pedidos del papa emérito para una despedida sencilla y de los esfuerzos de la Santa Sede por hacer que el primer funeral de un para emérito en los tiempos modernos fuese discreto.
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Muchos procedían de la Baviera natal del excardenal Joshep Ratzinger y vestían trajes tradicionales que incluían abrigos de lana para protegerse del frío matutino.
El Vaticano anunció que Benedicto XVI falleció el 31 de diciembre en su casa en el Vaticano a los 95 años.
Tras el funeral, los restos fueron trasladados a las Grutas Vaticanas, situadas bajo la Basílica de San Pedro y donde están enterrados los papas, para ser exhumados en la tumba que perteneció a san Juan Pablo II, por expreso deseo de Ratzinger.
El funeral no era de Estado, por lo que las autoridades acudieron a título personal y solo dos delegaciones tuvieron carácter de oficial, la de Italia y la del país natal de Ratzinger, Alemania, encabezadas por sus presidentes, Sergio Mattarella y Frank-Walter Steinmeier, respectivamente.
Entre los dignatarios de 20 países presentes estuvieron la reina emérita doña Sofía de España, los monarcas Felipe y Matilde de Bélgica o el canciller colombiano, Álvaro Leyva Durán, así como el presidente de Polonia, Andrzej Duda; la de Eslovenia, Natasa Pirc Musar; el de Togo, Faure Essozinma Gnassingbe, y la de Hungría, Katalin Novak.
También estuvo representado el Patriarcado ortodoxo de Rusia, con el metropolita Antonij di Volokolamsk, así como la comunidad judía de Roma y la Comunidad Religiosa Islámica Italiana (COREIS), con su vicepresidente Yahya Pallavicini.
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CAB