El canciller Marcelo Ebrard indicó que el gobierno de México mantendrá su postura de no intervención sobre lo que está sucediendo en Perú
Después de ser destituido por el Congreso de Perú, el ahora expresidente Pedro Castillo intentó llegar a la embajada de México para buscar asilo, pero fue detenido durante su trayecto por uno de sus escoltas.
Tras su destitución en el Congreso, Castillo se dirigió a la representación diplomática de México en Perú, trayecto durante el que, de acuerdo con el diario peruano El Comercio, policías interceptaron el vehículo en el que viajaba para arrestarlo y llevarlo a la Prefectura de Lima.
Mientras Pedro Castillo intentaba llegar a la embajada mexicana en Perú, el Congreso del país andino destituyó al mandatario por “permanente incapacidad moral” con 101 de 130 votos a favor.
De acuerdo con el medio peruano El Comercio, Pedro Castillo abandonó el Palacio de Gobierno pasadas las 13:oo horas junto a su exprimer ministro, Anibal Torres, y con su comitiva de resguardo de Seguridad del Estado de la Policía Nacional de Perú (PNP), es decir, sus escoltas.
El ahora expresidente le solicitó a su chofer dirigirse a la embajada de México, mientras que de manera simultánea se realizaba una reunión en la Comandancia General de la PNP.
El Comercio logró recabar información que apunta que Pedro Castillo conversó con el comandante general de la PNP, Raúl Alfaro, luego de dar su mensaje a la nación, para buscar un respaldo. Alfaro le respondió que él no estaba de acuerdo con lo que había hecho y que su postura estaba con la preservación del orden constitucional.
En simultáneo, Willy Huerta, ahora exministro del Interior, llamó al jefe del Estado Mayor de la PNP, Vicente Álvarez, quien estaba a cargo de la jefatura de la PNP en reemplazo de Alfaro -debido a que le cedieron una licencia por razones médicas-, para que autorizara el ingreso de manifestantes a la Plaza de Armas porque Castillo quería dar un mensaje. Tampoco obtuvo una respuesta afirmativa.
De acuerdo con las fuentes de El Comercio, Alfaro convocó al Alto Mando de la PNP para decidir la postura institucional frente al golpe de Estado que se estaba perpetrando. Álvarez y el inspector general de la PNP, Segundo Mejía, se sumaron a la posición de no respaldar lo dispuesto por el entonces Presidente y, además, se concluyó que estaba actuando en flagrancia (delito de rebelión) al ordenar el cierre del Congreso.
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Las autoridades peruanas acordaron llevar a cabo la detención de Castillo, dado que se decidió que quienes iban realizar la captura sería el personal de Seguridad del Estado, es decir, su escolta, que estaba con él en ese momento. Se le comunicó el hecho, según las fuentes, al general PNP, Iván Lizzetti, jefe de la Dirección de Seguridad del Estado, quien le solicitó a su personal informes sobre la ubicación del entonces presidente.
Mientras tanto, el Equipo Especial de la PNP ya contemplaba la versión de la intención que tenía Castillo de recluirse en una embajada. Los coroneles PNP Walter Lozano y Harvey Colchado decidieron tomar acción. A manera de precaución, Lozano y su equipo fueron a la Embajada de México y Colchado a la de Cuba.
Los dos estaban decididos en arrestar a Castillo porque sabían que había incurrido en flagrancia en delito de rebelión, dicen las fuentes. Además, tenían conocimiento de que el ahora exmandatario había sacado de Palacio a su familia y todo apuntaba de que lo que se buscaba era el asilo o fugarse del país.
Momentos después el chofer que se dirigía a la Embajada de México en la camioneta gris con Pedro Castillo a bordo recibió la orden de proceder con la detención en contra del Presidente, según las fuentes policiales.
Para sorpresa de Castillo, la camioneta de ventadas polarizadas que lo llevaba se detuvo al frente de la Clínica Internacional y, junto con personal de la Subunidad de Acciones Tácticas, se ejecutó el arresto y se procedió a llevarlo a la sede de la Prefectura de Lima donde queda la sede de la Región Policial de la capital.
Asilo en México
Casi de manera paralela el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, dijo que Castillo no solicitó asilo a México, aunque si lo pidiera seguramente se le daría.
Al ser interrogado por los medios sobre las versiones de que Castillo fue detenido mientras se dirigía a la embajada de México a solicitar asilo, Ebrard aseguró que el embajador Pablo Monroy sólo le reportó la presencia de manifestantes y la policía a las afueras de la sede diplomática, lo que atribuyó a que “estaban diciendo que a lo mejor viene el presidente Castillo”.
“La Embajada está normal. ¿Qué me reportó Pablo Monroy, que es nuestro embajador? Que empezaron a llegar vehículos, primero como civiles y luego llegaron policía, pero él no sabía qué es lo que… supuso ‘bueno, pues estaban diciendo que a lo mejor viene el presidente Castillo’”, indicó.
El canciller también dijo en una entrevista en un programa radiofónico que México está dispuesto a ofrecer asilo al expresidente Pedro Castillo, pero señaló que hasta el momento “no lo ha solicitado”.
“Si Pedro Castillo pide asilo a México, se lo damos, pero no lo ha solicitado”, aseguró Ebrard, quien mostró su preocupación por la situación en Perú y agregó que el presidente Andrés Manuel López Obrador le ha pedido que lo mantenga informado en todo momento.
Por su parte, López Obrador criticó la destitución de Pedro Castillo, y atribuyó estos hechos a “intereses de las élites económicas y políticas”.
“Consideramos lamentable que por intereses de las élites económicas y políticas, desde el comienzo de la presidencia legítima de Pedro Castillo, se haya mantenido un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra hasta llevarlo a tomar decisiones que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución”, escribió en su Twitter.
20 años de prisión
Luego de anunciar la disolución del Congreso y la instauración de un gobierno de excepción, Pedro Castillo fue destituido como presidente de Perú por “incapacidad moral”, está detenido y ahora podría enfrentar hasta 20 años de prisión.
Momentos después de su destitución, el Ministerio Público peruano informó que la Junta de Fiscales Supremos había dispuesto tomar “acciones legales frente al quebrantamiento del orden constitucional”.
El Ministerio Público detalló que la detención de Castillo fue por la presunta comisión del delito de rebelión y que la fiscal Benavides dirigió la diligencia del arresto de Castillo.
“Como parte de la diligencia, se dispuso realizar al detenido el reconocimiento médico legal sobre su estado de salud actual”, indicó en un comunicado. Por la noche, se informó que Benavides ya había iniciado una investigación preliminar a Castillo por rebelión “en su condición de presidente”.
Este ilícito (rebelión), un tipo de delito contra los poderes del Estado y el orden constitucional, se aplica a quien “se alza en armas para variar la forma de gobierno, deponer al gobierno legalmente constituido o suprimir o modificar el régimen constitucional”. Se sanciona con pena de entre 10 y 20 años de cárcel.
Alternativamente, la investigación es por la presunta comisión del delito de conspiración. Allí se sanciona a quien “toma parte en una conspiración de dos o más personas para cometer delitos de rebelión, sedición o motín” con una pena no mayor de “la mitad del máximo de la señalada para el delito que se trataba de perpetrar”.
Es decir, si la pena máxima por rebelión es de 20 años, la pena máxima por conspiración para rebelión es de 10 años.
En tanto, la Procuraduría General del Estado comunicó que su titular, Daniel Soria, había presentado una denuncia contra “el ciudadano Pedro Castillo”. La denuncia es por la presunta comisión de los delitos de sedición, abuso de autoridad y grave perturbación de la tranquilidad pública.
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CAB