“El Cuervo” es identificado como operador cercano de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, y era buscado desde 2019
La mañana de este miércoles se confirmó la detención de Fernando F. C., quien es señalado como presunto operador de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”.
El detenido también es señalado como el homicida de Cruz Soto Caraveo, quien fue asesinado en el 2019.
De manera oficial, se destacó que elementos de la Agencia Estatal de Investigación de la Fiscalía General del Estado, con apoyo del Ejército Mexicano, capturaron en Témoris a Fernando F. C., alias “El Cuervo”, quien tiene una orden de aprehensión por el homicidio del activista Cruz Soto Caraveo.
“El Cuervo” es identificado como operador cercano de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, y era buscado desde 2019 por el homicidio del activista ocurrido en la comunidad de Témoris.
Durante el operativo la mañana de este miércoles, le aseguraron un arma de fuego, equipos de radiocomunicación y un vehículo con reporte de robo, por lo que será puesto a disposición del Ministerio Público de la Fiscalía de Distrito Zona Occidente.
El Chueco
Cabe recordar que “El Checo” es señalado por el asesinato de dos sacerdotes en Chihuahua.
El pasado 20 de junio, los sacerdotes jesuitas fueron asesinados a balazos al interior de la iglesia del pueblo de Cerocahui, en el municipio de Urique, Chihuahua.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 18:00 horas, cuando un hombre que era perseguido por sujetos armados entró al centro religioso. Ahí, los agresores ultimaron a la víctima.
Sin embargo, los sujetos también dispararon en contra de los sacerdotes, identificados como Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes también perdieron la vida.
Desde entonces, organizaciones religiosas se han manifestado en contra de la violencia que impera en el país desde hace varios años.
La Compañía de Jesús pidió que las fuerzas federales continúen provisionalmente en la región con protocolos para interactuar con las culturas indígenas y bajo el respeto de los derechos humanos hasta construir un espacio viable para la paz en las comunidades de la Sierra Tarahumara.
“El intempestivo asesinato de nuestros hermanos jesuitas nos remite a la vivencia de tantas víctimas que siguen esperando justicia y verdad en nuestro México adolorido. Recordamos a las familias de personas desaparecidas, a las víctimas de feminicidio, a los migrantes que no volvieron a casa, a los periodistas que perdieron la vida ejerciendo su labor, a las personas desplazadas por la violencia, a tantas y tantos que -como nosotros- esperan una justicia que no llega”, expusieron.
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CAB