Tras el fracaso de las últimas negociaciones, los limpiadores, señaleros, trabajadores de mantenimiento y personal de las estaciones paralizarán sus actividades
Los trabajadores de los ferrocarriles británicos iniciaron este martes una huelga de tres días, anunciada como la mayor en 30 años, para defender empleo y salarios ante una inflación galopante.
El martes por la mañana, la mitad de las líneas ferroviarias del país estaba cerrada, en las otras solo circulaba un tren de cada cinco.
En lugar de la multitud habitual en hora punta, solo unos pocos viajeros deambulaban por el vestíbulo principal de la gran estación londinense de King’s Cross, mirando los tablones de anuncios en busca de los pocos trenes disponibles.
El sindicato ferroviario RMT, que reclama aumentos salariales acordes con el incremento histórico de la inflación, anunció a principios de junio que más de 50.000 trabajadores irían a la huelga “en el mayor conflicto sectorial desde 1989”, momento de las grandes privatizaciones ferroviarias en el Reino Unido.
La mayor jornada de acción está prevista para el martes y afectará a las líneas de tren de todo el país, así como al metro de Londres. Los paros se reanudarán el jueves y el sábado, pero el servicio se verá perturbado de lunes a domingo.
Las negociaciones de última hora entre las empresas y RMT fracasaron el lunes, anunció el sindicato en un comunicado por la tarde, calificando las propuestas de los empresarios de “inaceptables”.
La huelga “traerá sufrimiento y caos a millones de usuarios”, lamentó en el Parlamento el ministro de Transportes, Grant Shapps.
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El Gobierno de Boris Johnson había llamado a las partes a dialogar hasta el último minuto, pero tanto los sindicatos como la oposición laborista criticaron al ministro por no sentarse él mismo a la mesa de negociación.
El movimiento amenaza con extenderse a otros medios de locomoción, como los autobuses, y más allá de esta semana, ya que otros sindicatos de transporte pidieron a sus miembros que se pronuncien sobre si quieren ir a la huelga.
Incluso podría propagarse a otros sectores como la educación, la sanidad o los correos, cuyos trabajadores reclaman no perder poder adquisitivo ante una inflación prevista del 11% en octubre.
Incluso el colegio de abogados penalistas anunció el lunes que sus miembros votaron por abrumadora mayoría a favor de una huelga a partir de la próxima semana sobre la financiación de la asistencia jurídica.
Mike Lynch, secretario general del RMT, se declaró determinado a que el paro en los ferrocarriles se prolongue hasta que se llegue a un acuerdo.
El sindicato afirma que Network Rail, gestor de la red ferroviaria, tiene la intención de recortar al menos 2.500 empleos de mantenimiento como parte de un plan de ahorro de 2.000 millones de libras (2.500 millones de dólares).
Preguntado sobre su eventual apoyo a una huelga general, la primera en el país desde hace casi un siglo, Lynch dijo a la BBC que sería favorable.
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CAB