Los que estuvimos anoche en el Auditorio Nacional pudimos disfrutar de un concierto memorable nada menos que con Sting, quien estuvo acompañado de una gran banda y hasta de su hijo.
Estos músicos son The Last Bandoleros y Joe Sumner, quien es su heredero, mismos que abrieron el show del rockero británico y que después se integraron a la agrupación de Sting.
La noche fue un repaso de sus éxitos además de su nueva discografía que se llama 57th & 9th, que para los que somos nostálgicos, nos atrapó con sus clásicos de The Police.
Desde el arranque tocó “Synchronicity II” y “Spirits in the Material World” precisamente de The Police, para después escucharse “I Can’t Stop Thinking About You” y “Every Little Thing She Does Is Magic”, esa última sin lugar a dudas una de las que más emocionaron a los presentes.
Me llamó la atención la producción que contó con un excelente juego de luces y lo que daba un ambiente especial, aunque de cualquier modo, lo importante estaba sobre el escenario con un rock puro al estilo británico.
También nos deleitó con “Fields of Gold” y “Shape of My Heart”. Después, Sting dio la oportunidad a su hijo Joe de demostrar de qué está hecho y nos deleitó con “Ashes to Ashes” de David Bowie.
Sting continuó con “So Lonely” de The Police, además de “Roxanne”, “Ain’t no Sunshine”, “Next to you” y “Every Breath you take”, para culminar con “Fragile”.
Sting nos enseñó anoche que las bandas no necesitan de mayor escenografía para dar un gran espectáculo, se fue directo con lo que mejor sabe hacer, que es prender con un magnífico rock e interpretación vocal.
Foto: Lulú Urdapilleta.