Jeanette Vizguerra, la indocumentada mexicana considerada por la revista Time una de las 100 personas más influyentes del mundo en 2017, abandonó el templo en EU donde estaba refugiada desde hace tres meses, después de que agentes de Inmigración y Aduanas (ICE) de Estados Unidos concedieron una suspensión temporal de la deportación, según su abogado Hans Meyer y el senador estadounidense Michael Bennet.
Vizguerra dio una rueda de prensa junto al también mexicano Arturo Hernández García, cuya deportación quedó asimismo postergada. Visiblemente emocionada, aseguró que ha peleado y seguirá haciéndolo por sus hijos y por los padres y madres que están en su misma situación: “No importa de qué raza, color o país, somos una comunidad y su dolor es mi dolor y mi lucha continuará”.
Las deportaciones de ambos indocumentados se postergaron debido a que en ambos casos existen “proyectos de ley privados” (referentes a personas específicas) en el Congreso federal a favor de ellos.
Vizguerra llegó a Estados Unidos en 1997 proveniente de México con su esposo y su hija mayor. La migrante ha vivido como indocumentada desde ese entonces y tiene tres hijos nacidos en territorio estadounidense. Todos tienen menos de 12 años.