En la sección #TrasLaPista, nuestro colaborador Carlos Jiménez, nos presentó un caso que conmocionó a la sociedad de la Ciudad de México hace dos años, al descubrirse que, tras ofrecerle techo y trabajo a una joven, la convirtieron en esclava después de acusarla de robo.
Zurundi llegó a trabajar en una planchaduría, sin imaginar que pronto sería víctima de la mayor crueldad, siendo sometida por 24 meses a los peores tratos por parte de sus captores, encadenada para que no pudiera escapar.
Al ser atendida por personal de la Procuraduría General de Justicia de la CDMX, le fueron contabilizadas más de 400 lesiones y cicatrices en la piel que tenía pegada a los huesos, muestra de la falta de alimento a la que era sujeta.
Los elementos que atendieron el caso, relatan que, en las paredes del domicilio cateado en búsqueda de los agresores, había sangre embarrada que había quedado tras las brutales golpizas que propinaban a Zurundi, con cables, cadenas y piedras de molcajete, entre otros objetos.
Dos años después, la vida de la víctima es completamente distinta, recuperada físicamente, disfrutando de la libertad.
Finalmente, tras un juicio donde la Procuraduría capitalina fue tras la pista de los victimarios, cada uno fue sentenciado y ahora purgan una condena en la cárcel.