El pueblo japonés ha criticado mucho la decisión de la exprincesa, sobre todo porque su esposo aún no cuenta con licencia para ejercer la profesión
La hasta hace poco princesa Mako de Japón partió hoy rumbo a los Estados Unidos para instalar su residencia en Nueva York junto a Kei Komuro, con quien contrajo matrimonio el pasado mes de octubre.
la que fuera princesa japonesa, y quien renunció a la familia real para casarse con su novio plebeyo de la universidad salió, el domingo hacia Nueva York.
Mako Komuro, la exprincesa Mako, y Kei Komuro, ambos de 30 años, embarcaron en un avión entre los flashes de las cámaras en el aeropuerto de Haneda, en Tokio. Las grandes cadenas japonesas de noticias emitieron la escena en vivo.
Kei Komuro, graduado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Fordham, tiene un empleo en una firma legal de Nueva York. Aún no ha hecho su examen para obtener la licencia de abogado, otro hecho que los medios locales han utilizado para atacarle, aunque es habitual aprobarlo tras varios intentos.
“Amo a Mako”, dijo el mes pasado a la prensa tras formalizar su matrimonio en Tokio. Lo hicieron sin banquete de bodas ni ninguno de los rituales de celebración de enlaces. “Quiero vivir la única vida que tengo con la persona que amo”, dijo.
La primogénita de los príncipes Akishino contrajo matrimonio el pasado 26 de octubre, en medio de la polémica por una supuesta disputa financiera que afectaba a la familia de Komuro, lo que acabó retrasando en varias ocasiones el enlace.
Aunque Japón se vea moderno en muchos aspectos, los valores sobre relaciones familiares y la posición de las mujeres siguen siendo anticuados, arraigados en prácticas feudales.
Esas costumbres se vieron acentuadas en la reacción del público al matrimonio. Algunos japoneses sienten que pueden opinar en estas cuestiones porque el dinero de los contribuyentes mantiene a la monarquía.
La familia real no tiene poder político, pero sirve como símbolo de la nación, asiste a actos ceremoniales y visita zonas de desastre, y sigue siendo relativamente popular.
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Otras princesas se han casado con plebeyos y abandonado la familia real, pero Mako es la primera en provocar semejante indignación pública, que incluyó un frenesí en medios sociales y tabloides locales.
Sólo los varones heredan el trono en Japón. Majo es hija del hermano menor del emperador, y se espera que su hermano pequeño, de 15 años, se convierta algún día en emperador.
Tras anunciar su compromiso en 2017, los Komuro enfrentaron una oleada de informes de prensa sobre supuestas dificultades financieras de la familia de Kei.
Mako se casó por lo civil, rompiendo la tradición por primera vez desde la posguerra y sin ceremonia formal en la Familia imperial.
La exprincesa también es la primera en haber renunciado a la dotación de 150 millones de yenes (1,15 millones de euros) que se concede a las mujeres de la Familia Imperial al contraer matrimonio y abandonar la institución.
El pasado viernes, dos días antes de la partida de la pareja para comenzar una vida en común fuera de Japón, Komuro habría llegado a un posible acuerdo sobre la disputa financiera de su familia, según informan los medios locales.
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CAB