Biden llegó al Vaticano desde Villa Taverna, la residencia del embajador de Estados Unidos en Roma, donde se aloja la delegación estadunidense
El papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunieron en el Vaticano durante 75 minutos, informó la oficina de prensa de la Santa Sede.
La reunión privada se prolongó mucho más que otras conversaciones del papa con los jefes de Estado y Gobierno que lo visitan y, tras ella, se intercambiaron sendos regalos.
De la delegación estadounidense formaban parte el secretario de Estado, Antony Blinken; el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, y la primera dama, Jill Biden, que vistió un traje azul oscuro con mantilla.
Después de la primera reunión con Francisco como presidente de Estados Unidos, Biden se encontró con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin.
La duración de la visita denota el interés del pontífice por este encuentro con un presidente católico de Estados Unidos. La reunión que mantuvo el papa con el entonces presidente Donald Trump se prolongó unos 30 minutos, mientras que con Barack Obama estuvo cerca de 50.
Durante el tradicional intercambio de regalos, el papa Francisco entregó a Biden una cerámica que representa a un peregrino, sus escritos y su mensaje para la Jornada de la Paz.
Por su parte, el mandatario estadounidense regaló al papa una casulla bordada a mano de 1930, de la Compañía de Jesús, y que pertenece a la colección de la Iglesia de la Santa Trinidad de Washington.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, había adelantado en un comunicado que hablarían de cómo “trabajar conjuntamente” para “poner fin a la pandemia de COVID-19, encarar el cambio climático y el cuidado de los pobres“.
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El Vaticano no suele informar con anterioridad a los encuentros y se espera que emita un comunicado.
Además en esta ocasión, el Vaticano decidió cancelar, sin dar explicaciones, la retransmisión en directo del encuentro, mientras que sí lo había hecho con Trump y Obama, y se limitó solo a dar la llegada.
Biden es el segundo presidente estadounidense católico después de John Kennedy, quien visitó a Pablo VI en julio de 1963, pocas semanas después de su elección como pontífice.
El presidente demócrata visita el Vaticano en medio de las críticas de las que ha sido objeto por parte de los sectores más conservadores de la iglesia católica estadounidense por su posición a favor del derecho al aborto.
Esta audiencia se produce además dos semanas antes de la asamblea de otoño de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en Baltimore.
En ese encuentro se discutirá un controvertido documento sobre la Eucaristía que algunos miembros de la curia quieren aprobar para poder excomulgar a los políticos que están a favor del aborto legal, entre los que estarían Biden y la presidenta de la Cámara de Representantes, la también demócrata Nancy Pelosi.
Biden se enorgullece de su fe católica, que utiliza como guía moral para dar forma a muchas de sus políticas sociales y económicas. Lleva un rosario y acude normalmente a misa, aunque su apoyo al derecho al aborto y al matrimonio homosexual lo ha enfrentado con muchos obispos estadounidenses, algunos de los cuales sugirieron que debería negársele la comunión.
Tras el encuentro papal, Biden se reunirá por separado el viernes con los anfitriones de la cumbre del G20, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, y el primer ministro, Mario Draghi. Terminará la jornada con un encuentro con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dentro de los esfuerzos para enmendar las relaciones con París luego de que Washington y Gran Bretaña decidieron proporcionar submarinos nucleares a Australia, que canceló un contrato previo con Francia.
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CAB