Lo que parecía ser un caso más de robo con violencia en transporte público, en realidad se trataría de un feminicidio contra una de las pocas conductoras de la Ruta 83 del municipio de La Paz.
El jueves por la mañana, Guadalupe Alonso Martínez, de 47 años, fue hallada en los asientos delanteros de su Nissan Urvan, que ella misma había adquirido para sustentar a sus cuatro hijos.
La necropsia evidenció que Guadalupe presentaba varios golpes en el cuerpo y habría fallecido por asfixia.
Aunque los reportes preliminares señalaban dos disparos como causa de muerte, tras la necropsia se descubrió que presentaba varios golpes en el cuerpo y habría fallecido por asfixia.
“No podía haberse levantado tan temprano. Ella era muy vanidosa, siempre salía bien arreglada y limpia a trabajar. Y la encontramos en pijama y con su cabello suelto, ella no salía así a trabajar”, contó su hermana, Anayelli.
Al revisar las grabaciones y ubicaciones del localizador de la unidad, descubrieron que un sujeto con capucha —parecido a Miguel—, la abandonó en ese lugar, desde la 1:32 del jueves.
“Se ve a la pareja cómo la está subiendo a la unidad y la deja en el predio, observa que nadie lo vea, se baja, cierra la camioneta y la deja”, dijo otro conocido.
Sospechaban violencia
Con las indagatorias la versión de una muerte de género se fortalece, pues su pareja —Miguel, exagente de la Guardia Nacional—, la violentaba desde que hace dos años decidieron vivir juntos.
“Ya veníamos sospechando (de violencia doméstica), pero ella siempre nos manejaba que se caía o se golpeaba con la camioneta”, recuerda la hermana.
Por sus contactos familiares en la Guardia Nacional, los afectados temen que el sospechoso —de momento detenido por cohecho y no por feminicidio—, sea liberado y el caso quede impune pese a que la Fiscalía mexiquense cuenta con las evidencias.
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EDFM