“Nuestro país ha sido liberado y los muyahidines son victoriosos en Afganistán”, dijo un militante al canal de noticias Al Jazeera desde el palacio presidencial
Los talibanes irrumpieron este domingo en la capital de Afganistán después de que el gobierno de ese país se derrumbara y el presidente Ashraf Ghani se uniera a un éxodo de sus conciudadanos y extranjeros.
Combatientes talibanes armados se desplegaron por todo Kabul y varios entraron en el palacio presidencial. Los talibanes entraron el domingo a Kabul y clamaron “victoria” desde el palacio de gobierno, horas después que el presidente Ashraf Ghani huyó al extranjero en el dramático epílogo de 20 años de intervención militar extranjera y una ofensiva relámpago insurgente de tres meses.
Líderes talibanes, rodeados de personas armadas, comenzaron a dirigirse a los medios de comunicación desde la sede del poder de Afganistán, en particular, la oficina del presidente Ashraf Ghani. }
Al Jazeera obtuvo imágenes de los talibanes al interior del recinto gubernamental en el que algunos están sentados y los demás con armas de fuego.
La televisión afgana difundió imágenes de combatientes afganos dentro del palacio y clamando “victoria”. “Nuestro país ha sido liberado y los muyahidines son victoriosos en Afganistán”, dijo un militante al canal de noticias Al Jazeera desde el palacio presidencial.
Suhail Shaheen, portavoz y negociador talibán, aseguró a The Associated Press que los militantes mantendrían conversaciones en los próximos días con el objetivo de formar un “gobierno islámico abierto e inclusivo”.
Otro funcionario talibán afirmó con anterioridad que el grupo anunciaría desde el palacio la restauración del Estado Islámico de Afganistán, nombre del país bajo el gobierno talibán antes de que los militantes fueran expulsados por fuerzas lideradas por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre.
El pánico se apoderó de Kabul. Los helicópteros sobrevolaron durante todo el día para evacuar al personal de la Embajada de Estados Unidos. El humo se elevó cerca del recinto mientras el personal destruía documentos importantes y la bandera estadounidense fue arriada. Otras misiones occidentales también se prepararon para sacar a su personal del país de Medio Oriente.
Ante la oposición del nuevo gobierno encabezado por los talibanes en Afganistán, los afganos se apresuraron a abandonar el país, haciendo cola en los cajeros automáticos para retirar los ahorros de toda su vida.
Aunque los talibanes prometieron una transición pacífica, la embajada de Estados Unidos suspendió sus operaciones y advirtió a los estadounidenses que se refugiaran en su lugar y no intentaran llegar al aeropuerto.
Los vuelos comerciales se suspendieron después de que se produjeran disparos esporádicos en el aeropuerto de Kabul, según dos altos cargos militares estadounidenses. Las evacuaciones continuaron en vuelos militares, pero el cese del tráfico comercial cerró una de las últimas rutas disponibles para los afganos que huían.
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Después de que los insurgentes entraran en Kabul, los negociadores talibanes discutieron una transferencia de poder, según un funcionario afgano, que habló bajo condición de anonimato para discutir los detalles de las negociaciones a puerta cerrada, a las que describió como “tensas”.
No estaba claro cuándo se produciría ese traspaso ni quiénes eran los talibanes que negociaban. Entre los negociadores del lado gubernamental se encontraban el expresidente Hamid Karzai, el líder del grupo político y paramilitar, Hizb-e-Islami, Gulbudin Hekmatyar, y Abdullah, que ha sido un crítico declarado de Ghani.
El propio Karzai apareció en un video publicado en internet, con sus tres hijas pequeñas a su alrededor, en el que aseguró que permanecía en Kabul. “Estamos intentando resolver la cuestión de Afganistán con los dirigentes talibanes de forma pacífica”, agregó.
Los talibanes insistieron anteriormente en que sus combatientes no entrarían en las casas de la gente ni interferirían en los negocios y dijeron que ofrecerían una “amnistía” a quienes colaboraran con el gobierno afgano o las fuerzas extranjeras.
Sin embargo, se reportaron asesinatos por venganza y otras tácticas brutales en zonas del país que los talibanes tomaron en los últimos días.
Este domingo, comenzó con la toma de Jalalabad por parte de los talibanes, la última ciudad importante además de la capital que no estaba en sus manos. Funcionarios afganos dijeron que los militantes también tomaron las capitales de las provincias de Maidan Wardak, Khost, Kapisa y Parwan, así como el último puesto fronterizo del país en manos del gobierno.
Mientras los insurgentes se acercaban, el presidente Ashraf Ghani voló fuera del país y, más tarde, señaló que se fue de territorio afgano para evitar el derramamiento de sangre en la capital, sin precisar detalles detalles sobre su actual ubicación.
“El expresidente de Afganistán se fue de Afganistán, dejando al país en esta difícil situación. Dios debería pedirle cuentas”, dijo Abdullah Abdullah, el jefe del Consejo de Reconciliación Nacional de Afganistán.
Los combatientes talibanes se apoderaron de casi todo Afganistán en poco más de una semana, a pesar de los miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos y la OTAN durante casi 20 años para reforzar las fuerzas de seguridad afganas.
Pocos días antes, una evaluación militar estadounidense estimaba que la capital no estaría bajo la presión insurgente hasta dentro de un mes.
La caída de Kabul marca el capítulo final de la guerra más larga de Estados Unidos, que comenzó tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Una invasión liderada por Estados Unidos desalojó a los talibanes y los hizo retroceder. Sin embargo, el país norteamericano perdió el foco del conflicto en el caos de la guerra de Irak.
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CAB