Si no tuviese este envoltorio, el virus sería destruido inmediatamente por nuestros anticuerpos.
Un grupo de científicos de la Universidad de California San Diego publicó en septiembre del año pasado, un trabajo de investigación que demostró que el azúcar, concretamente los glicanos, juega un papel fundamental para que el virus SARS-CoV-2 sea capaz de camuflarse dentro del sistema inmunitario.
Estas moléculas de azúcar recubren a la espícula (los ‘picos’) del SARS CoV-2 y resultan muy importantes para la función de las proteínas. Estos ‘picos’ engañan a las células de nuestro organismo y se introducen en ellas, a través de los receptores ACE2, con el fin de depositar su material genético, propagarse y, finalmente, destruirlas.
El ACE2 es una enzima que se encuentra en varias células y órganos del cuerpo humano. Se encarga de regular una proteína llamada angiotensina-2, que si no está bien regulada, incrementa la presión arterial y la inflamación, matando a las céulas.
Las espículas del nuevo coronavirus se unen a este receptor como si fuera una llave que se inserta en una cerradura. Una vez que el virus ha abierto la cerradura, previene que el receptor ACE2 regule de manera normal la angiotenisna-2.
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Gracias al envoltorio de azúcar (glicanos) que tienen las espículas, engañan a nuestras células. Ello se debe a que el envoltorio de azúcar ayuda al coronavirus a camuflarse dentro del sistema inmunitario.
Si no tuviese este envoltorio, el virus sería destruido inmediatamente por nuestros anticuerpos.
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AFG