Mañana se cumplen 15 años del linchamiento de tres policías en el poblado de San Juan Ixtayopan, Tláhuac, en cuya investigación se presentaron una serie de violaciones a los derechos humanos
La sangre adherida al pavimento, el olor a gasolina, las calles de Tláhuac desoladas y el ruido constante del helicóptero eran el preludio del “Operativo Ciclón”, que como su nombre lo indica: arrasó con todo.
Más de 300 agentes de la extinta Agencia Federal de Investigación, sitiaron la colonia Jaime Torres Bodet; nadie entraba, nadie salía, todos eran culpables.
“Me empezó a dar miedo porque empezaron a agarrar gente a lo tonto, y como yo aparecía en los videos”, es uno de los testimonios anónimos que al paso del tiempo, siguen temerosos de dar hablar de frente sobre lo ocurrido aquella noche.
Al salvajismo del 23 de noviembre, le siguió otra barbarie. Sin órdenes de cateo o de aprehensión, los “sospechosos” eran identificados por fotografías que el suboficial sobreviviente, Edgar Nolasco, señaló, aunque se encontrara en coma; o la declaración de dos menores, quienes identificaron a los agresores a más de 160 metros y casi en medio de la oscuridad. Así como de videos de los medios de comunicación.
“Era necesario que hubiera responsables a lo mejor no tanto con el apego al derecho pero si con la justificación del estado y decir mira si se juzgó y se sanciono a los responsables”, explica Miguel Ángel Cuesta García, abogado de los detenidos.
Así fue el "Operativo Ciclón" para dar con los responsables del linchamiento de 3 policías federales preventivos en Tláhuac
— imagenzea (@imagenZea) November 22, 2019
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Y es que, el operativo terminó con 35 personas detenidas; 4 de ellas en calidad de testigos a quienes se les acusó de doble homicidio, tentativa de homicidio, daños a propiedad ajena, daños a la nación, pandillerismo y guerrilla
Entre las detenciones arbitrarias destacan la de Richardson Santos López.
“Venía de Estados Unidos el día del linchamiento y a él lo montan el día 24 le hacen una comida y lo agarran, el presentó boletos que no estaba el 23 aquí, se lo llevaron los AFIS el día 24 los AFI lo agarraron en la carretera lo golpearon”, relata un testigo anónimo.
Y la de Adán Rafael Cayetano, quien radicaba en Toluca y el 24 de noviembre acudió a la colonia Jaime Torres Bodet para trabajar como albañil.
Por su parte, Martín Andrés García y Edgar Molotla, murieron años después dentro del Reclusorio Norte, sin que los familiares conocieran las causas.
“Me presento yo a la SIEDO y me dice el comandante que si sé a qué voy, y le digo que sí, que a ampliar mi declaración. Me dice no, tiene orden de aprehensión, te vamos a trasladar al reclusorio norte”, recuerda una de las personas que vivió el infierno que siguió a la noche de Tláhuac.
Actualmente, de las 32 personas acusadas por el linchamiento de los agentes, sólo 6 cumplen la sentencia de 46 años y 6 meses, entre ellas: Alicia Zamora Luna, alias “la Gorda”, y su esposo Eduardo Torres Montes, identificados como los instigadores de la turba.
A 15 años de la tragedia en Tláhuac, la herida sigue abierta en medio de la incertidumbre, la omisión y la culpa.
“No sabemos hasta ahorita nosotros sentimos que fue un ratito de mala suerte para el pueblo. El error de nosotros fue por estar de metiches”, confiesan a la distancia.
“Lo que sí me di cuenta es que había mucha gente que no era del pueblo de San Juan Ixtayopan, o de las colonias aledañas, ah caray, esto está difícil”, explica Mario Ríos Garcés, ex coordinador territorial de San Juan Ixtayopan.
A lo que el abogado Cuesta García responde que “a él le correspondía implementar un operativo que permitiera mandar al personal a San Juan Ixtayopan para rescatar aún con vida a los elementos de la Policía Federal”.
Mientras que Manelich Castilla Craviotto, ex comisionado General de la Policía Federal, explica que “hay defensas que son imposibles y cuando una turba enardecida ha decido por manipulación hacer el daño, es muy poco lo que se puede hacer”.
Por Said Neri
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