La violación y el abuso sexual infantil son rampantes en Filipinas, el cual se ha convertido en el paraíso para los pederastas.
Aunque en la mayoría de los países el tener relaciones sexuales con menores de 18 años de edad constituye un delito, en Filipinas esta práctica se permitía siempre y cuando el menor tuviera al menos 12 años.
Tras años de lucha por parte de organizaciones defensoras de los derechos de los niños, la legislación filipina está cerca de aprobar un proyecto de ley que elevará la “mayoría de edad sexual”, para permitir que un adulto pueda sostener encuentros sexuales no con niños de 12 años, sino con adolescentes de 16.
Desde 1930, organizaciones de protección de la infancia llevan luchando para aumentar la mayoría de edad sexual inscrita en el código penal.
Debido a la mala regulación, muchas menores filipinas sufren violaciones o abusos sexuales, pero a menudo los agresores logran eludir la acción de la justicia alegando que el sexo fue consentido.
Según fatos oficiales, la violación infantil y el abuso sexual son rampantes en el archipiélago, el cual se ha convertido en el paraíso para los pederastas, y se estima que en promedio se producen 500 embarazos diarios no deseados en adolescentes.
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La cultura machista y patriarcal se han resistido forzosamente a cambios donde el aborto y el divorcio siguen siendo ilegales, sin embargo, en el senado tienen previsto votar en los próximos meses por una ley para aumentar a 16 años la mayoría de edad sexual y establecer penas que van desde la cadena perpetua.
Durante el examen del historial de Filipinas en materia de derechos humanos ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el 8 de mayo de 2017, numerosos Estados instaron a las autoridades filipinas a abstenerse de reducir la mayoría de edad penal y, en lugar de ello, garantizar la plena aplicación de la Ley de Justicia y Bienestar de Menores de 2006.
Una investigación nacional en 2015 mostró que el 20 por ciento de los jóvenes entre 13-17 años habían sido víctimas de abuso sexual, y el 4por ciento habían sufrido violaciones, según Unicef.
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