A la llegada de los españoles, los romeritos eran vistos como maleza y su consumo era considerado como “comida de indio”.
Si eres mexicano sabes que uno de los platillos indispensables en toda mesa durante Navidad son los tradicionales romeritos, un guiso de quelites, mole y tortitas de camarón.
Este sabroso platillo es uno de los más esperados por toda la familia, que acompañado con pan o tortilla, nos hace repetir plato a más de uno.
Pero ¿sabías que este guiso es tan antiguo como la historia misma de nuestra nación, y que antes se preparaba con huevos de mosco?
Los romeritos pertenecen a la familia de los quelites, cuyo nombre proviene del náhuatl quilitl, que significa “hierba comestible”, y es pariente de los quintoniles, epazote, verdolaga, huazontle y berros, entre otros.
Sin embargo, éstos no se comen crudos, sino deben de cocerse en agua antes de añadirlos a salsas, pipianes o moles.
Durante la época prehispánica, los quelites eran plantas muy valoradas por los aztecas y hoy en día siguen siendo un alimento muy importante para la gente del campo, por sus grandes beneficios nutricionales y medicinales.
En esa época se preparaban con ahuautles, que son los huevecillos comestibles de un mosco acuático que vivía cerca del Lago de Texcoco y cuyo sabor es parecido al del camarón.
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A la llegada de los españoles, los romeritos eran vistos como maleza, ya que crecían entre las milpas o en las orillas de los caminos, lo cual disminuyó un poco su consumo al ser considerada “comida de indio”.
Sin embargo, y al igual que muchos platillos de la gastronomía mexicana, los romeritos fueron reivindicados durante la época colonial y salvados por los conventos, los cuales lo hicieron evolucionar y adaptarse al nuevo paladar criollo.
Fue así que las monjas crearon un platillo barato y sabroso con los ingredientes que tenían a la mano, al cual bautizaron como “Revoltijo”, esto por la mezcla de ingredientes europeos y mexicanos como los romeritos, papas, nopales, nueces, cacahuate y mole.
¿Por qué comemos romeritos en Navidad?
No se sabe exactamente cuándo empezó la tradición de servir este platillo en las fiestas navideñas. Lo que se cree es que, debido a que es un platillo sin carne de res, encajo perfecto en la vigilia de Cuaresma y de Navidad.
Actualmente, la principal región productora de romeritos se ubica en el centro del país, específicamente en las comunidades de San Andrés Mixquic, San Nicolás Tetelco y San Juan Ixtayopan, en la delegación Tláhuac, y San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco.
Además de ser un platillo muy rico y de los más económicos en la gastronomía mexicana navideña, los romeritos son bastante nutritivos al ser ricos en ácido fólico, vitamina A y C, calcio y fibra.
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NCV