Un estudio aseguró que la interacción sexual que se tiene a través de dispositivos digitales ha crecido considerablemente.
La pandemia ha aumentado la situación de aislamiento humano, pero los seres sociales por naturaleza. Por ello, ha sido necesario recurrir al uso masivo de las redes sociales e internet para poder mantener necesidades básicas de afiliación y socialización.
Aunque este hecho parece ser positivo, las tecnologías conlleva riesgos. Detectar cuáles emergieron en esta situación excepcional de crisis sanitaria, permite comprender más a fondo el tramado social que se desarrolla. La adolescencia puede ser una etapa compleja per se, y la epidemia del coronavirus la puede haber hecho todavía más difícil. Los cambios en tu rutina y el encierro te obligan a adaptarse a formas diferentes de emplear tu tiempo.
Las escuelas han cerrado, se han cancelado eventos y estar en casa implica la pérdida de momentos importantes y que se experimenta la falta de ver amigos, ir al cine o practicar un deporte de manera normal.
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Un estudio que realizaron durante la pandemia Christian Moreno Lara, responsable Académico Internacional y Director del Área de Jurídico y Laura Carrascosa Iranzo Coordinadora del Máster Universitario en Criminología: Delincuencia y Victimología, ambos de la Universidad Internacional de Valencia indica que un 26,5 % de los encuestados ha enviado fotos que definen como “sensuales” a través de aplicaciones de mensajería instantánea o redes sociales en esos meses.
Asimismo, un 35,7 % ha consumido pornografía a través de internet. Además, un 28,6 % se ha descargado durante esta situación de crisis sanitaria aplicaciones para conocer otros adolescentes.
Por tanto, sus relaciones sexuales también se han trasladado al mundo virtual. En este sentido, el envío consentido de imágenes o videos con contenido sexual no tiene por qué ser un peligro.
Para que esta práctica no conlleve riesgos se debe realizar siguiendo una primera recomendación básica: “no enviar contenido en el que se pueda reconocer la identidad de la persona”, advierte Moreno Lara.
Otro riesgo es el envío de material de este tipo a la pareja o amistades, porque se cree que son para toda la vida. El problema en este caso ocurre cuando se rompen estas relaciones.
Ante esto es necesario estar conscientes del manejo y uso que se hace de las imágenes que mandamos o recibimos, pensando siempre en la responsabilidad que conllevan.
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AFG