La dislexia es un trastorno que está altamente estereotipado y mal entendido, por ello la importancia de romper con ello.
Ni confundir derecha con izquierda es un síntoma de la dislexia ni los niños disléxicos escriben al revés, ni son más distraídos.
En el Día Mundial de la Dislexia, que se celebra este domingo, los expertos abogan por desterrar mitos y aclaran que no es una enfermedad, sino un trastorno caracterizado por dificultades en el aprendizaje del lenguaje.
La dislexia afecta a entre el 5 y el 10 por ciento de la población e implica una serie de dificultades en el reconocimiento fluido de las palabras, problemas de ortografía y decodificación. Aunque no se cura, un diagnóstico temprano y una intervención adecuada son claves para el buen desarrollo académico y personal.
La dificultad a la hora de leer y escribir se traduce en problemas de aprendizaje, explica a Efe Beatriz Gavilán, neuropsicóloga y profesora colaboradora de los estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, para quien esto puede afectar a la autoestima del niño, que ve cómo el resto de la clase aprende más rápido y con menos esfuerzo.
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La dislexia tiene un origen neurobiológico y afecta zonas del cerebro que procesan el lenguaje. Tiene además un componente hereditario/genético importante: se estima que entre el 30 y 50 por ciento de los casos tienen antecedentes familiares.
Aunque la idea más extendida es que detrás de este trastorno hay una sola causa, la fonológica, “la ciencia lleva tiempo diciendo que es mucho más complejo”, indica a Efe Marie Lallier, del Basque Center on Cognition, Brain and Language.
La dislexia parece tener causas multifactoriales, como problemas de atención visual o auditivos, y esa heterogeneidad es la que se investiga. Según Lallier, los niños con dislexia presentan perfiles muy distintos, por lo que no se les puede atender de la misma manera.
Regularmente se piensa que el hecho de ser disléxico implica sacar siempre malas notas, pero no es así. Es cierto que “un porcentaje muy elevado de los pacientes tienen problemas académicos”, explica Andreu.
“Pensemos que, durante los primeros años de la escolarización, los niños aprenden a leer y posteriormente aprenden leyendo. Si una herramienta tan importante para el aprendizaje está afectada, el aprendizaje también lo estará”, concluye.
En este sentido, Gavilán añade que para el buen desarrollo educativo de los niños disléxicos es importante que el colegio emprenda las adaptaciones necesarias que ayuden a los alumnos con dislexia.
Las comunidades autónomas establecen unos protocolos que abarcan desde exámenes adaptados, audiolibros, letras más grandes, y más tiempo para leer y escribir. Estas medidas son necesarias para los niños y niñas con dislexia.
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AFG