Existen más de 100 tipos de artritis y enfermedades asociadas, estando entre las más comunes la reumatoide, espondiloartritis y la psoriásica
Desde 1996, la Organización Arthritis Rheumatism International decidió instaurar el 12 de octubre como el Día Mundial de la Artritis, con el objetivo de aumentar la conciencia de la enfermedad en todas sus formas entre la comunidad médica, las personas con artritis y el público en general.
También para influenciar al orden público concienciando a los tomadores de decisiones sobre la carga de la artritis y los pasos que pueden ser dados para aliviarla, y asegurarse de que todas las personas con artritis y sus cuidadores son conscientes de la extensa red de ayuda que existe disponible para ellos.
Según cálculos de la Organización Mundial de la salud (OMS), la artritis reumatoide afecta entre el 1 y 1.5 % de la población mundial; además en Latinoamérica, cifras de la Organización Panamericana de la Salud, indican que hay 34 millones de personas con discapacidad permanente y 140 millones con discapacidad temporal a causa de las enfermedades reumáticas.
En el caso de México, el Congreso del Colegio Mexicano de Reumatología reportó en 2013 una prevalencia del 1.6 % dentro de la población, lo que colocó al país en el ranking de naciones con alto porcentaje en artritis reumatoide.
Existen más de 100 tipos de artritis y enfermedades asociadas, entre las más comunes están la artritis reumatoide, espondiloartritis y la artritis psoriásica; la de mayor impacto es la artritis reumatoide.
Afecta a las articulaciones pequeñas y medianas como muñecas, codos, manos, rodillas, tobillos y hombros, así como a otros órganos del cuerpo; piel, ojos, corazón, sistema nervioso, pulmones, sangre y aparato músculo-esquelético.
¿Qué es la artritis reumatoide?
Es una enfermedad inflamatoria de causa autoinmune (inflamación y destrucción de tejidos por anticuerpos propios). Se trata de un padecimiento crónico potencialmente incapacitante para el que no existe cura.
La artritis reumatoide afecta tanto a las articulaciones pequeñas y medianas como muñecas, codos, manos, rodillas, tobillos y hombros, así como a otros órganos del cuerpo. como piel, ojos, corazón, sistema nervioso, pulmones, sangre y aparato músculo-esquelético.
¿Cuáles son los síntomas?
La enfermedad suele producir daños en las estructuras articulares como cartílago, huesos, tendones y ligamentos, por lo que causa dolor y rigidez articular por las mañanas, que va afectando progresivamente la movilidad, así como fatiga y debilidad que terminan por conducir a la discapacidad de las personas afectadas.
El principal factor de riesgo para la artritis es la predisposición genética, se ha comprobado que debido a ello puede aumentar hasta un 70% la posibilidad de desarrollarla.
Es fundamental el diagnóstico oportuno de la enfermedad mediante pruebas clínicas y de laboratorio, además de ultrasonido y radiografías.
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Si el diagnóstico se realiza en los primeros 6 meses de los síntomas, se puede evitar hasta en un 80 % el daño estructural en las articulaciones y mantenerlas libres de signos y síntomas.
Aunque no hay cura para la artritis reumatoide, el tratamiento ha mejorado mucho en los últimos años, puede detener el dolor y la hinchazón de las articulaciones, también previene el daño articular.
El tratamiento puede incluir medicamentos, éstos se pueden dividir en dos grupos:
- Los que pueden aliviar los síntomas
- Los que pueden modificar la enfermedad. Es probable que a veces se utilicen dos o más medicamentos en forma simultánea, cada uno de los cuales tendrá un propósito específico.
Algunos de estos medicamentos afectan el sistema inmunológico o tienen efectos secundarios, por lo que será de gran importancia tomarlos bajo supervisión médica. Un tratamiento temprano dará mejores resultados a largo plazo.
Otra opción es la cirugía, la cual puede reducir el dolor, ayudar a que la articulación funcione mejor, y ayudar a las personas a hacer sus actividades diarias. La cirugía no es para todos, es necesario consultar al médico para ver cuál es la mejor opción.
Es conveniente consultar al reumatólogo con frecuencia durante el año, esto ayudará a un control de la enfermedad y examinar si hay efectos secundarios de los medicamentos.
A veces se sugieren dietas especiales, vitaminas y otras terapias alternativas o complementarias para controlar el dolor, como un programa de ejercicio, grupos de apoyo o clases educativas.
Las mujeres entre la tercera y cuarta etapa de la vida son más proclives a padecer artritis, aunque los hombres no están exentos de padecerla.
IPR
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