Desde finales de la década de 1910 la curiosidad de Breton se inclinó hacia diversos movimientos artísticos antirracionalistas.
André Breton murió un 28 de septiembre de 1966. Fue un poeta y ensayista francés que impulsó el movimiento artístico surrealista en la década de 1920. Éste tenía por base una técnica que dependía del subconsciente para la creatividad.
Ello se dio gracias a los estudios de Breton en el área médica y psiquiátrica, donde se interesó por las teorías de Sigmund Freud, en específico por el inconsciente y la escritura automática.
Así, Bretón trazó el camino con sus textos oníricos que a su vez tomaron experimentación del dadaísmo; aunque el concepto era difícil de entender, el ensayista lo definió como un “rayo invisible”.
En combinación con lo que emanara el subconsciente, tomaron el automatismo que tenía por fin desprenderse del racionalismo para un trabajo libre. En este sentido, Breton plasmó en el Manifiesto del surrealismo que el enfoque visual carecía de “cualquier control ejercido por la razón, exento de cualquier preocupación estética o moral”.
Como exponente y pionero en el ámbito literario, Breton influenció el tintero de de Julio Cortázar, Alejo Carpentier, Octavio Paz, César Moro y Pablo Neruda.
En el entendido que su pluma surrealista «se apoya en la creencia en una realidad superior de ciertas formas de asociaciones descuidadas hasta hoy, en la omnipotencia del sueño,en el juego desinteresado del pensamiento.Tiende a echar por tierra definitivamente todos los otros mecanismos psíquicos restantes y a ponerse en su lugar en la solución de los problemas de la vida», damos por ejemplo fragmentos de tres escritos cosechados de este pensamiento.
A la mirada de las divinidades
«[…]Pero del tiempo que habla, no queda más que un muro
Golpeando en una tumba como un velo podrido.
La eternidad busca un reloj de pulsera
Un poco antes de medianoche cerca del desembarcadero»
Hotel de las centellas
«[…]Los veladores deliciosos las cortinas rasgadas
Al alcance de un librito con estas palabras estampadas
No hay mañana
Cuyo autor lleva un nombre extraño
En la oscura señalización terrestre».
Luna de miel
«[…]El mar, que para la mirada humana no es nunca tan bello como el cielo, no nos abandonaba. En el fondo de nuestros ojos se perdían bonitos cálculos orientados hacia el porvenir, como los de los muros de las prisiones».
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