El encuentro resultó histórico por la reunión de dos líderes de paz e igualdad en el mundo.
Hace 25 años se dio uno de los encuentros más emblemáticos de la historia. El presidente surafricano, Nelson Mandela, recibía al papa Juan Pablo II en Johanesburgo, con un agradecimiento por su condena del apartheid.
Mandela fue un abogado, activista contra el apartheid, político y filántropo sudafricano que presidió su país de 1994 a 1999. Fue el primer mandatario negro que encabezó el Poder Ejecutivo, y el primero en resultar elegido por sufragio universal en su país.
Su gobierno se dedicó a desmontar la estructura social y política heredada del apartheid a través del combate del racismo institucionalizado, la pobreza y la desigualdad social, y la promoción de la reconciliación social.
En 1962 fue arrestado y acusado de conspiración para derrocar al gobierno, por lo que fue sentenciado a prisión perpetua durante el Proceso de Rivonia.
Estuvo encarcelado durante 27 años, primero en la isla Robben y después en las prisiones de Pollsmoor y de Víctor Verster.
Campañas internacionales abogaron por su liberación, y fue excarcelado en 1990 en medio de una convulsión social en Sudáfrica. Intervino en las negociaciones políticas con Frederik de Klerk para abolir el apartheid y establecer las elecciones generales de 1994, en las que lideró al CNA al triunfo en las urnas.
Por todo esto y más, Mandela fue acreedor a más de 250 menciones honoríficas y otros galardones, entre ellos el Premio Nobel de la Paz, la Medalla Presidencial de la Libertad y el Premio Lenin de la Paz.
En Sudáfrica es considerado como una figura de respeto, donde se le conoce con el nombre originario del clan xhosa, Madiba, o Tata (padre). Se le llama también el Padre de la Nación sudafricana
Por ello la importancia de su reunión con el Papa Juan Pablo II, quien luchó también por causas similares, la cual se repitió poco después, en 1998.
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AFG