Se trata de un arte limpio, higiénico, lleno de mascarillas, agradable a la vista y prácticamente esperanzador; es decir, sin nada sobre la muerte
El arte que nos está dejando la pandemia de Covid-19 no es ni la sombra de lo que debería representar. En resumen, son imágenes alejadas por completo de la realidad de la muerte. Son suaves y coloridas, con estética para las publicaciones en redes, similares y equiparables.
En general, tienen en común ciertos elementos e ideas compositivas; es decir, es un arte limpio, higiénico (literalmente tienen papel de baño), lleno de mascarillas, agradables a la vista y prácticamente esperanzadoras; pero sin nada de la tragedia o la muerte.
Para hablar de ella, simplemente se ofrece una forma abstracta de un virus enfermedad. No hay lugar para el realismo naturalista, ni a las expresiones dramáticas. En estas expresiones, la muerte es un concepto que se visualiza a través del distanciamiento social, la higiene y el personal médico.
Antes, las representaciones de las pandemias eran cadáveres putrefactos que arrastraban a los vivos a su inminente fin. Había cuadros llenos de crudeza; todos nacidos de la observación naturalista de convivir con la muerte de una forma cercana.
Si al igual que yo, se van por la segunda, los invito a volver a lo básico y hablar de lo de lo que vale la pena. ¡Veamos las verdaderas representaciones de la muerte!, ahora que, si eligieron la primera, ya saben pueden visitar el museo en Instagram.
Para aquellos que quieran conocer las verdaderas expresiones de la crudeza del fin, se pueden adentrar en el lugar que le dio inicio, el periodo nombrado poéticamente como Otoño Medieval. Conocido en alemán como Herbst des Mitttlelalters, se trata de una serie expresiones caracterizadas por ser la consecuencia de acontecimientos que estremecieron los paradigmas del medievo y convulsionaron a la mentalidad colectiva; es decir, crisis demográficas derivadas de la Peste Negra (1346-1353), y sus sucesivos rebrotes (13337-1453), la Guerra de los Cien Años (13337-1453) y sus conflictos paralelos.
El otoño medieval es la forma bonita para nombrar un periodo de crisis económica y social llena de peste, guerra y hambre Los artistas de la época establecieron una relación obsesa con su representación y mostraron de manera constante el recordatorio de nuestra mortalidad por medio de iconografías conocidas como imágenes de lo macabro.
Las expresiones artísticas más depuradas de la obsesión con la muerte durante este periodo son: encuentro de los tres vivos y los tres muertos, la danza macabra, el transi tomb y el triunfo de la muerte. Todas tienen en común la representación de la muerte como un elemento unificador y universal que se lleva de igual manera a todos los hombres.
La realidad de lo macabro tiene como fin dar una lección moral, busca recalcar que las glorias terrenales y la belleza son tan frágiles como banales; así como demostrar que lo único que importa es el buen comportamiento para ganarse una parcela en el cielo.
Si quieres conocer a detalle el tema, ver imágenes al respecto de las representaciones actuales y las antiguas, te invito a ver el siguiente video. En colaboración, abordamos el trasfondo del arte que nos está dejando la pandemia, así como el mencionado más crudo y realista.
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CAB