Después de darles tantos éxitos y una identidad latina, “El Toro” Valenzuela no merecía salir como lo hizo de los Dodgers, era una grosería
La fernandomanía con “El Toro” Valenzuela fue un espectáculo en la década de los 80, sin embargo a fuerza de tirabuzones y su excesivo esfuerzo en la loma de la responsabilidad, siguieron las lesiones; como la que lo apartó de la Serie Mundial de 1988.
La fuerza del toro había mermado, Fernando ya no era el mismo, su eficacia había declinado pero el destino aún le tenía preparada una última noche especial para sus seguidores y sus adorados Dodgers de Los Ángeles.
El 29 de junio de 1990, esa zurda lograría una postrera presentación de su magia, el escenario no podía ser mejor, “El Toro” sería el pitcher abridor ante los Cardenales de San Luis en el Dodger Stadium, el inmueble que fue su hogar y donde ocurrieron sus mejores momentos.
Las cosas no empezaron de la mejor manera, desde la primera entrada parecía que el partido sería como cualquier otro, el jardinero izquierdo Kirk Gibson falló al intentar atrapar un elevado a su zona, y en el séptimo inning, Valenzuela concedió dos bases por bolas consecutivos a Pedro Guerrero y a Todd Zeile, al final Fernando logró colgar el séptimo cero en la pizarra y dejarlos en las almohadillas.
Llegó la novena entrada, el marcador era 6-0 a favor de los Dodgers, así “El Toro” concedía otro pasaporte y parecía que la hazaña del zurdo de Etchohuaquila no sucedería. El último bateador de los cardenales era nuevamente, su ex compañero y amigo Pedro Guerrero.
Valenzuela lanzó una recta que conectó Guerrero rompiendo por la mitad el diamante, “El Toro” la alcanzó a desviar y el segunda base Juan Samuel lo convirtió en un doble play que puso fin al partido. Fernando conseguía su primer y único juego sin hit ni carrera, un logro más a su fantástica carrera.
Curiosamente ese mismo día, pero en Toronto, Canadá, el pitcher Dave Stewart, ex compañero de Valenzuela, pero en ese momento con los Atléticos de Oakland, había lanzado un sin hit ni carrera frente a los Blue Jays. Esta ha sido la única vez en la historia de las Grandes Ligas que dos juegos sin hit ni carrera sucedieron en un mismo día.
Con un porcentaje de ganados y perdidos negativo (.435) con el desgaste a cuestas de intentar llegar a la otra orilla en muchos de sus partidos, cuando estaba por cumplir diez años de su debut, antes de iniciar la temporada de 1991, los Dodgers dejaron en libertad al Toro, sin siquiera darle un aviso con tiempo, después de darles tantos éxitos y una identidad latina que no había en otros equipos, Fernando no merecía salir así, era una grosería y una traición para el mexicano.
⚾ El destino le tenía preparada una última gran noche a Fernando Valenzuela Anguamea. El 29 de junio de 1990, desde la "lomita" de las responsabilidades lanzó su primer y único juego sin hit ni carrera#AbreLosOjos @LopezOlvera por @ImagenTVMex pic.twitter.com/UB2HF3e2AY
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Así inició el peregrinar del Toro por la gran carpa, primero con los California Angels, y más tarde con los Tigres de Detroit, equipo con el que nunca jugó, en 1992, hizo una pausa y regresó a México con los Charros de Jalisco, para luego regresar en 1993 a los Estados Unidos con la franela de los Orioles de Baltimore.
Su mejor temporada tras su salida de los Dodgers, fue con los Padres de San Diego en 1996, y un año más tarde llegó a los Cardenales de San Luis, para finalmente anunciar su retiro del diamante al final de la temporada de 1997.
En el 2003, regresó a la organización de los Dodgers, pero ahora como comentarista de radio en español, para los juegos de la división Oeste de la Liga Nacional.
También formó parte del equipo de managers de la selección mexicana en el Clásico Mundial de Béisbol en el 2006, 2009 y 2013.
Es difícil que un hombre que gracias al béisbol transformó su vida, se aleje del deporte de sus amores, en 2017 tras la desvinculación de los Tigres de Quintana Roo de la Liga Mexicana de Béisbol y la posible extinción de un equipo lleno de tradición, Valenzuela y un grupo de empresarios yucatecos le compraron la franquicia felina al heredero de Alejo Peralta, otra leyenda del béisbol mexicano, y hoy los Tigres siguen rugiendo en Cancún.
El 13 de noviembre de 2019 Fernando Valenzuela fue inmortalizado en el Salón de la Fama del Béisbol Mexicano, sin embargo en las Grandes Ligas, donde jugó 17 temporadas, ganó 173 juegos, perdió 153, logró 2074 ponches, 6 juegos de estrellas y dos series mundiales sus hazañas no fueron suficientes.
En el 2003 en su primer año de candidato, “El Toro” Valenzuela obtuvo solo 31 de 496 votos, el 6.3 % y en 2004, apenas 19 de 506, el 3.8 por ciento, y quedó fuera de la lista de aspirantes, porque para seguir necesitaba al menos el 5 por ciento de la votación.
Ellos se lo pierden, porque para los mexicanos y muchos hispanos en todo el mundo, la huella del Toro que levantaba la miraba al cielo para hacer magia en cada lanzamiento permanecerá para siempre, como su juego sin hit ni carrera.
Con información de Andrés Ruíz
IPR
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