América Latina tenía ya arrastrando problemas antes de que llegara la pandemia, que los agudizó, a ella se suman los desastres naturales venideros
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió este miércoles que el hambre y la inseguridad alimentaria van en aumento en América Latina, creando un ambiente propicio para los conflictos y la emigración de su población más vulnerable a menos que se tomen provisiones urgentes.
Los países latinoamericanos tienen problemas de larga data como la falta de seguridad alimentaria ya existente en ciertas regiones, la fragilidad de las economías, la desigualdad profunda y la implacable temporada de huracanes que cada año azota a varias naciones.
A estos flagelos se ha sumado la llegada del coronavirus, que se ha propagado convirtiendo a la región en la más impactada del mundo hasta el momento por el COVID-19, con más de una cuarta parte de los casos registrados a nivel mundial.
“La pandemia de COVID-19 ha sido devastadora en América Latina, donde ya se concentraban las nubes de una tormenta económica. Las familias pasan dificultades para comprar productos básicos como comida y medicinas mientras que sus medios de vida se destruyen y el desempleo afecta ya a 44 millones de personas. Es una combinación fatal”, dijo el director ejecutivo del PMA.
Urge actuar
El PMA apoya a la región con diversas estrategias de distribución de alimentos, pero necesita con urgencia 328 millones de dólares en fondos para continuar sus operaciones de alivio a la población.
La agencia estimó que América latina y el Caribe verán un aumento del 269% en el número de personas en situación de inseguridad alimentaria grave durante los próximos meses, es decir, que 16 millones de personas en la región no tendrán la certeza de comer al día siguiente. En 2019, esa cantidad llegaba a 4,3 millones.
La agencia manifestó especial preocupación por la población vulnerable en Haití y en los países del corredor seco de Centroamérica, así como por venezolanos que han migrado a Colombia, Ecuador y Perú.
Destacó también que este año se espera una temporada de huracanes más activa de lo normal, lo que incrementará la presión a los sistemas de protección social ya sobrecargados por la emergencia sanitaria del COVID-19.
Con información de
ONU Noticias
DMS
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