En este momento, los estudios concluyentes nos dicen que el cubrebocas es una medida indispensable para regresar a la “nueva normalidad”
Resulta increíble que en este país, hasta el uso de mascarillas o cubrebocas sea un asunto que nos divida y que invite al presidente de la República a abrir otro frente de combate.
Considero a Arturo Herrera, Secretario de Hacienda, uno de los mejores y más comprometidos funcionarios del gabinete. Veo totalmente innecesario, por parte del presidente de la República, llevarle la contra y dejarlo en ridículo en la conferencia de prensa matutina. Por lo que un día anterior el funcionario comentó, al referirse que el uso de cubrebocas podría ser fundamental para la reactivación económica. A pregunta expresa de la fuente, el presidente dijo que si eso fuera fundamental, él lo usaría.
Teniendo junto al Secretario de Hacienda, le cuestionó si había dicho eso. El secretario Herrera tuvo que tragar camote, levantarse, hacer malabarismos lingüísticos y políticos, y explicar que lo que había querido decir era una metáfora. Es decir, otra vez por cuidar a su jefe, quedó como un “pentonto”.
Sin duda me queda claro que el Secretario de Hacienda es uno de los mejores funcionarios del gabinete del presidente, además de ser de los más leales. De entrada, me parece que es una batalla que no debe de luchar el presidente, puesto que es un consenso general el uso del cubrebocas como una gran herramienta en contra del coronavirus.
Platicando con los principales expertos en materia de epidemiología del mundo, pero específicamente de nuestro país, todos han coincidido, en que en un principio el uso de cubrebocas no estaba perfectamente comprobado como una medida para mitigar la propagación de la pandemia, pero que en este momento los estudios concluyentes nos dicen que es una medida indispensable para regresar a la “nueva normalidad”.
Mientras todo lo anterior sucede, día tras día las cifras del doctor López Gatell no coinciden, no son certeras y la curva de contagio sólo se aplaca en su imaginación.
Muy consciente de lo anterior, y para que sea muy claro que no se trata de un asunto político, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha establecido una estrategia mucho más real y lógica de acuerdo a la gravedad de lo que se está viviendo.
Es importante dejar claro que para todos esos tontos inútiles de las redes y otros, la Jefa de Gobierno es un elemento mucho más importante en el proyecto político del presidente que el subsecretario de Salud.
Así que, sería muy importante que lejos de reclamar y aplaudir como foca a cualquier idiotez del doctor Chimoltrufia, se den cuenta cómo Scheinbaum determinó claramente la magnitud de la emergencia y decidió combatirla con una evaluación real en las colonias con más contagios y realizando muchos más pruebas en número porcentual que los que hace el gobierno federal.
Como consecuencia ha podido conservar a la ciudad de la esperanza en semáforo naranja, no obstante que somos una urbe plagada de irresponsables que creemos que el coronavirus ya se fue y salimos, y convivimos como si se tratara de las mejores épocas del carnaval de Río de Janeiro.
Quizá para la próxima semana la Jefa de Gobierno se verá en la necesidad de regresar de nuevo al semáforo rojo con las consecuentes irreparables pérdidas económicas, pero me queda claro, que ella ha mostrado voluntad política y se ha dejado ayudar por el criterio científico. Sin embargo, es alarmante que los que estamos perdidos en la irresponsabilidad seamos los ciudadanos.
Ojalá que le quede claro al ejército de adoradores del presidente, no a aquellos que son sus partidarios que no han renunciado al sentido común que saben distinguir entre lo bueno y lo malo, si no a los que aplauden los logros en materia de combate a la corrupción, sin hacer un pronunciamiento especificado del caso Lozoya, que todavía no sabemos en qué va a terminar, pero que también critican a aquellos que evidentemente no han dado resultados con su estrategia en materia de salud.
En el Estribo: Una de mis mayores preocupaciones, como debería de ser también de la Cancillería mexicana, es el asunto de los menores de edad que en el sur de Texas han sido confinados en un hotel para esperar su expulsión por ser ilegales.
En otros casos, según algunos legisladores texanos han dado a conocer, las familias y los menores son aislados, y no les permiten ver a sus abogados, para de esta forma, quitarles la oportunidad de acceder al derecho constitucional de pedir asilo; sobre esto, los hispanos han declarado que este racismo y este confinamiento son equivalentes a las violaciones de los derechos humanos por parte del ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial.
Incluso, hay teorías conspiradoras que hablan de la posibilidad de enfermarlos para que puedan contraer coronavirus y que así no exista posibilidad alguna de que se queden en suelo americano.
Otras columnas de opinión de Francisco Zea