La ley aprobada en junio y que entraría en vigor en 2025 buscará mitigar los gases de efecto invernadero, incluyendo al sector de la agricultura.
Las emisiones de efecto invernadero producido por las vacas en Nueva Zelanda resultan ser más preocupantes para el país que otros gases como los provocados por vehículos o fábricas. Y es que los bovinos (con cerca de seis millones) superan con creces a los habitantes del país (con un total de 4.8 millones de personas).
La ley aprobada el 22 de junio cobra relevancia en este sentido al ser una reforma del mercado de derechos de emisión nacional. Ésta actuará como una herramientas para combatir los efectos del calentamiento global.
Nueva Zelanda se convierte así en el primer país del mundo que pone un precio a las emisiones de la producción de alimentos, la carne, la leche, los lácteos.
Detalló Alexander Eden, jefe en ICAP, un think tank dirigido a gobiernos y autoridades que buscan implementar un sistema de comercio de emisiones.
La ley aplicará hasta 2025:
Este mecanismo entraría en vigor en 2025, la aprobó el Ministerio de Cambio Climático dirigido por el ministro James Shaw.
De acuerdo a Eden, la forma más sencilla de lidiar con esto será la reducción de los bovinos. Sin embargo, debido a la especial importancia que representan estos animales para la economía del país, los granjeros y el ministro Shaw se han dado como plazo el año 2022 para crear un sistema de control de emisiones de las granjas.
Por otra parte, el óxido nitroso, gas que supone el 22 por ciento de las emisiones agrícolas en Nueva Zelanda, también estaría contemplado dentro de la ley. Se penalizará la compra y uso de fertilizantes.
Las inquietudes por parte de los agricultores no se han hecho esperar. Temen una pérdida de competitividad por el precio al Dióxido de Carbono. Pues, la mayoría de su producción es exportada y compiten con países en donde este impuesto no existe.
Tras estas inquietudes, se espera que el Estado asuma en la primera etapa de este proceso el 95 por ciento del impuesto, algo que para el analista Eden es un asunto de futuro, buscando siempre productos de mejor calidad y con menores emisiones.
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