La razón por la se resguardó en Estados Unidos fue para entregar al resto del mundo la “verdad” sobre el COVID-19, censurada por China.
La viróloga de Hong Kong, Li-Meng Yan, huyó de su país para desenmascarar a las autoridades chinas, quienes conocían los riesgos del patógeno desde antes de diciembre.
Yan tomó la decisión de dejar a su familia atrás para contar su versión acerca de la nueva cepa de coronavirus (COVID-19). Advirtió que al escapar corría el riesgo de que la descubrieran «Ya sé lo que hacen en mi país y cómo tratan a los denunciantes. Podían encarcelarme, matarme o incluso, hacerme desaparecer»
Li-Meng se mudó a Estados Unidos el pasado 28 de abril y reveló en una entrevista a Fox News que si sus superiores la hubieran escuchado «se podían haber salvado muchas vidas».
De acuerdo con su testimonio, un compañero alertó que el virus se transmitía de persona a persona, pese a conocer la letalidad, la OMS negó este tipo de contagio el 9 de abril.
Lo mismo ocurrió con sus jefes de capacitación quien hicieron caso omiso y le indicaron que continuara con sus labores, en tanto más personas enfermaban sin recibir tratamiento o diagnóstico a tiempo. Sus colegas fueron silenciados, al igual que ella, el 16 de enero en el que su jefe la previno, «No traspases la línea roja».
La doctora sabe que el FBI la busca, incluso han registrado su departamento y han interrogado a sus padres. Por su parte, la Universidad de Hong Kong eliminó su página y correo electrónico.
A su vez, la Embajada China ubicada en Washington niega relación con Yan e insiste que el país ha informado con transparencia .
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