Sin rendirse, Jorge y Julio continúan buscando trabajo en medio de una pandemia donde sus conocimientos en entretenimiento y deporte son “sobrecalificados”
De todos los sectores que la pandemia por Covid-19 ha afectado, es el sector de entretenimiento uno de los más afectados ya que, además de las millonarias pérdidas que la cancelación de espectáculos a nivel internacional ha dejado, será una de las últimas áreas que volverán a la nueva normalidad.
Si bien cuando hablamos de entretenimiento lo primero que viene a nuestra mente son los grandes conciertos de artistas nacionales e internacionales, existe un rubro de pequeños empresarios y trabajadores de esta industria que no son considerados por el gobierno, ni tomados en cuenta por la sociedad.
Se trata de los DJ, jefes de seguridad en espectáculos, meseros, rentadores de sillas, mesas, equipos de sonido, y otros prestadores de servicio relacionados con fiestas y entretenimiento.
Tal es el caso de Jorge Adal, que desde que inició el confinamiento social se quedó en el limbo y no ha vuelvo a tener contratos como animador de fiestas.
Él es DJ profesional oriundo de la alcaldía Miguel Hidalgo, sin embargo cuenta que a raíz de las medidas de sana distancia y la prohibición de eventos sociales, reuniones y fiestas, su negocio ha ido en picada.
Además de rentar iluminación y equipo de sonido para eventos privados, Jorge también ofrece cursos para mezcla de audio a principiantes o amateurs, y comparte sus conocimientos de ingeniería en audio y de producción de música electrónica en una pequeña academia.
“Obviamente con esto del COVID-19 ya no tenemos alumnos desde que comenzó la pandemia, también todos nuestros contratos nos fueron cancelados“, comenta sabiendo que será de los últimos rubros en volver a la normalidad.
A través de sus redes sociales (pulsa AQUÍ para seguirlo), Jorge se mantiene activo y en comunicación con sus alumnos y conocidos, esperando que pronto la sociedad comprenda que este sector no sólo incluye a los grandes artistas, sino también a personas de a pie que diariamente han luchado por tener un patrimonio propio.
Julio César Sánchez, por su parte, trabajó como seguridad de la agrupación de rock urbano Liran Roll, sin embargo, al cancelarse todos los conciertos y presentaciones del grupo, él se quedó sin trabajo.
“Al no tener conciertos obviamente no hay pago ya que nosotros trabajamos por evento, y se nos paga de igual forma”, declara.
Para adaptarse a su nueva realidad, Julio se apoyó de su segundo trabajo como coach en un club de basquetball, ya que con uno no alcanza a sacar los gastos familiares; sin embargo, éste también fue pospuesto por las autoridades de Cuautitlán Izcalli.
“Mis ingresos económicos están en un alto total, nunca he sido de pedir ayuda a los gobiernos porque es estarles rogando mucho“, señala Julio al compartir que él ha buscado recursos para mejorar las canchas deportivas donde entrenaba a jóvenes y niños sin que fuera escuchado.
El entrenador deportivo ha visto como los supuestos préstamos gubernamentales no son otra cosa que trámites burocráticos en donde las trabas abundan, “te piden las perlas de la virgen”, dice.
Al no contar con ninguna afinación a sindicato o seguro, Julio ha pasado esta temporada tomando un poco de los ahorros familiares con los que pensaban adquirir un vehículo o irse de vacaciones, pero estos rápidamente bajaron por lo que tuvo que ocuparse en hacer mandados.
“Haciendo mandados en la zona donde vivo, un estilo de Uber eats, pero por mi cuenta sin aplicación en mi bicicleta, lavar autos, cortar pastos, en ocasiones me da trabajo un amigo que tiene una panadería pequeña así que es uno o dos días a la semana que me puede dar trabajo”, comparte.
Aunque Julio no se ha quedado quieto y ha tocado muchas puertas, su amplia experiencia lo hace estar “sobrecalificado” para las ofertas laborales que ha encontrado y que no ha dudado en preguntar, ya que no le teme a trabajar de lo que haya.
“Uno no puede rendirse hay que seguir adelante, buscando y rascando de donde se pueda para subsistir sin ir a caer en lo malo como robar, secuestrar, narcomenudeo, huachicol de donde se obtiene dinero fácil pero siendo una lacra para la sociedad y un mal ejemplo a las generaciones más jóvenes”, finaliza.
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NCV