Modificar el artículo 29 constitucional suspendería derechos y garantías, qué en caso de ser aprobada pavimentaría la ruta hacia una dictadura
En el futbol llanero hay una expresión popular que dice: tu tírale a todas las que veas cerca de la portería, olvídate de jugadas o estrategias, en una de esas metes un gol y te ganas la atención de tu entrenador y de los caza talentos. Una concepción interesante de ver el mundo, siempre y cuando no pase de una cancha de futbol.
En estos últimos días hemos visto pasar por el Congreso propuestas que van desde modificaciones a la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro para que sean manejados por instituciones financieras del Estado hasta cambios en artículo fundamentales de la Constitución Mexicana.
Hace unos días el abogado Miguel Carbonell, directivo del Centro de Estudios Jurídicos Carbonell, señalaba en un tuit que acababa de leer una iniciativa presentada en la Cámara de Diputados que buscaba la modificación al artículo 29 constitucional, referente a la suspensión de derechos y garantías, qué en caso de ser aprobada pavimentaría la ruta hacia una dictadura.
Por fortuna, luego de un debate de ideas con la Diputada Lorena Valles, autora de la iniciativa, esta decidió retirar la misma ya que, según sus declaraciones, “la redacción con la que fue presentada, no resultaba viable para alcanzar la finalidad del espíritu con el que fue concebida”.
A la vez que agradecía la crítica constructiva y la reflexión de la que fue objeto en busca de anteponer siempre el interés y el bien común.
Y es que imagínense nada más, parecía que lo que se buscaba, es que en caso de emergencia, como en una pandemia, un pequeño comité integrado por las juntas de coordinación política del senado y diputados, pudiera suspender nuestros derechos fundamentales y otorgar al Presiente el poder absoluto de lo que si y de lo que no podríamos hacer según su criterio.
Pero bueno, que bien que se arreglo el malentendido y como diría el senador Mario Delgado, los diputados tienen derecho de presentar iniciativas, pero eso no significa que estas se conviertan en prioridad o que pudieran ser incluso viables.
Se agradece el compromiso democrático de quienes velan por nuestra Constitución, pero no está por demás que en este y en todo momento, la sociedad siga al pendiente de lo que se proponga con las mejores intenciones.
Hoy es cuando más ojos y oídos debemos tener en los movimientos que se lleven a cabo en el país, pues es trabajo de una democracia el análisis de lo que pase o deje de pasar en la nación. Ya que la pasividad de un pueblo siempre atentará contra la libertad del mismo, una tarea que de no hacerse, le vendría bien merecido todo lo que deje pasar.
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