Sobria y reservada, Isabel II se ha caracterizado por una importante gestión de unificación nacional del Reino Unido, con un reinado marcado por las crisis políticas y sociales
Con buena parte del mundo paralizado o en pausa a consecuencia de lla pandemia de COVID-19 que azota a varios países, la reina de Inglaterra, Isabel II, cumple 94 años este martes 21 de abril, siendo la monarca más longeva en la historia del Reino Unido con más de seis décadas en el trono.
Recluida junto a su esposo, Felipe de Edimburgo, en el castillo de Windsor, por la crisis más grave que sufre el Reino Unido en muchos años, hoy en día, la reina Isabel II que accedió al trono el 6 de febrero de 1952 y que su poder es más simbólico, sigue siendo el principal icono de un imperio que a lo largo de la historia ha tenido gran influencia en el mundo.
La reina que ha celebrado jubileos de plata, oro, diamante y zafiro, ha atestiguado grandes cambios sociales, políticos y familiares; que van desde la crudeza de la Segunda Guerra Mundial, pasando por la independencia de la India que era la joya de la Corona de su imperio-, el divorcio de su heredero y posterior muerte de su exnuera, el Brexit, la ruptura de uno de sus nietos con la Casa Real y hasta una pandemia.
Es la hija mayor de los duques de York, que después serían los reyes Jorge VI e Isabel, nació en Londres, convirtiéndose en princesa cuando su padre ascendió al trono en 1936 tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII.
Comenzó a llevar funciones públicas durante la Segunda Guerra Mundial, en el Servicio Territorial Auxiliar, la rama femenina del Ejército Británico de la época, en donde recibió formación como conductora y mecánica de camiones.
Al morir el rey Jorge en 1952, se convirtió en jefa de la Mancomunidad de Naciones y reina de los siete países independientes pertenecientes a la misma: Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán, siendo coronada en 1953.
La ceremonia en la que fue coronada, fue la primera en transmitirse por televisión. En 1947 contrajo matrimonio con el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, con quien tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.
Tiene un profundo sentido del deber religioso y civil, y toma su juramento de coronación muy en serio, por lo que rara vez ha concedido entrevistas, además que poco se sabe sobre sus opiniones personales.
Con un reinado marcado por las crisis y convulsiones sociales, 1992 fue el año que Isabel II denominó como su annus horribilis («año horrible»), ya que sus hijos Carlos y Andrés se separaron de sus esposas, Ana se divorció y un fuerte incendio destruyó buena parte del castillo de Windsor. En 1996 llegó el divorcio entre Carlos y Diana, y un año después ésta murió trágicamente en un accidente automovilístico en París.
A lo largo de su reinado, Isabel II se ha caracterizado por una importante gestión de unificación nacional del Reino Unido; sin embargo, entre 1956 y 1992, la mitad de sus reinos, entre ellos Sudáfrica, Pakistán y Ceilán (posteriormente llamado Sri Lanka), obtuvieron su independencia y se convirtieron en repúblicas.
Pese a tener un aire tradicionalista, ha sido la primera soberana británica que tras las críticas, decidió pagar impuestos, abrir al público el palacio de Buckingham y en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, sorprendió al participar en la ceremonia junto a otro icono pop británico como James Bond, “ saltando en paracaídas ” para caer sobre el estadio olímpico y presidir el acto oficial.
Isabel II, experta en salir airosa de cualquier crisis y con un sentido del deber como bandera, dicen que desde el confinamiento se aferra a su tableta electrónica, realizando un curso intensivo sobre nuevas tecnologías para estar al tanto de la situación, participar en videoconferencias con su familia y mantener el contacto necesario con el gobierno británico.
Así, con 94 años, la monarca había seguido viajando por todo el mundo y cumpliendo con sus deberes institucionales, sin ningún síntoma de agotamiento pese a su avanzada edad, dejando claro que la abdicación a la corona sigue sin ser un tema bajo su consideración, pese a la convulsa realidad que enfrenta el reino de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Contenido relacionado
Rosa Parks, la mujer que no cedió el asiento al racismo