Algunas compras fueron hechas por personas que adquirían su primer arma, otros aumentaron su inventario de municiones después de ver supermercados mermados.
La histeria colectiva no sólo desató largas filas en los supermercados, ahora también las personas acaparan las tiendas de armas y municiones.
El frenesí se debe a la preocupación de que las personas se vuelvan impredecibles a causa de la desesperación, por lo que los clientes adquieren armas para protegerse.
La armería más grande del mundo, en Atlanta, tenía filas de seis y ocho personas. Otra en Los Ángeles tenía una fila que abarcaba toda la calle. Una tienda en Idaho impuso límites de venta.
“Ha sido una locura”, dijo Jay Wallace, propietario de Adventure Outdoors en Smyrna, Georgia. Agregó que la venta de municiones se ha quintuplicado.
Otra de las hipótesis ligadas al aumento de venta de armas es por precauciones en caso de que los funcionarios electos restrinjan el acceso a las armas.
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