Contrario a quienes declarado la extinción de la radio, ésta no ha muerto, y además se transforma en un proceso denominado “radiomorfización”
En México, uno de los lugares donde más se escucha la radio es en el automóvil. En más de 17 millones de vehículos se oye al menos una vez al día, y con esa audiencia cautiva adquiere un rol dual: de acompañamiento y alternativa de escape, afirmó Virginia Medina Ávila, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.
A propósito del Día Mundial de la Radio, que se conmemora hoy, 13 de febrero, indicó que los horarios de mayor audiencia varían. En la Zona Metropolitana del Valle de México el momento en que más resuena en los autos es de las 6:00 a las 9:00 horas, cuando se transmiten los noticieros matutinos, siendo el mayor pico a las 7:00 de la mañana. Otro aumento considerable es a partir de las 18:00 horas, también con programas de corte informativo.
En cuanto a las preferencias de los escuchas, la autora del artículo “Radio en el automóvil: audiencia atrapada”, indicó que 27 por ciento se inclina por programas hablados; 24 por ciento por la música; cuatro por ciento por audiolibros y podcast, y el resto se divide en diversos rubros.
Virginia Medina subrayó que la gente escucha música con mayor frecuencia en el trabajo, al conducir o ejercitarse: el 36 por ciento en el automóvil, 24 por ciento en las áreas laborales, 22 por ciento mientras hace las labores del hogar y 18 por ciento al ejercitarse o hacer otras actividades.
Según cifras del INEGI (2019), en nuestro territorio hay registrados 47 millones 790 mil 950 autos, y según estimaciones de la propia universitaria, en 17 millones 200 mil escuchan la radio.
Dos perillas giratorias le dan vuelta al mundo. La fiel e incondicional compañía de rostros anónimos cumplió más de un siglo a bordo. La radio llegó para quedarse en el auto, desde agosto de 1919 en el habitáculo de un Ford T.
Medina Ávila, también autora de “Nuestra es la voz, de todos la palabra. Historia de la radiodifusión mexicana. 1921-2010”, expuso que contrario a los agoreros que han declarado la extinción de la radio, ésta no ha muerto, y además se transforma, se desdobla día a día en un proceso que se ha denominado “radiomorfización”.
Las peculiaridades de esta transformación animan a pensar en la radio del siglo XXI. Podemos considerar que las fortalezas tradicionales de la radio –transportabilidad, facilidad de acceso, transmisión en tiempo real, integración con la comunidad, empatía con los comunicadores radiales, estándares periodísticos y programación creativa– no han disminuido con las nuevas formas de consumo, aseguró.
La universitaria, autora del libro “Homo audiens. Conocer la radio: Textos teóricos para aprehenderla”, dijo que la radio en general está en una etapa de transformación, “con el desinterés de algunas instituciones y empresas que se niegan a potenciar la migración digital y siguen sin apostar a la creación de contenidos atractivos para los públicos infantil y juvenil”.
Frente a los micrófonos, la ficción ha sido relegada y las nuevas voces se han visto eclipsadas por las que han permanecido toda la vida, de manera que es difícil capturar a nuevas audiencias.
“Si miramos detenidamente, la radio va en muchas direcciones, todas apoyadas en las posibilidades de las multiplataformas, en la simbiosis con el podcast y en la hibridación de medios sonoros y visuales con Internet como terreno de juego”.
En México dichas posibilidades permanecen estancadas y se deben considerar experiencias exitosas, como la BBC de Londres, para aprender de ellas. Además, con el cambio de política de comunicación del Estado, la radio pública se ha visto perjudicada con el recorte presupuestal, lo que a mediano plazo impedirá su avance, finalizó.
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