La intención de la Escuela de Música Julián Carrillo es ofrecer un espacio para la enseñanza de las artes e instruir a músicos-intérpretes
Como parte de las actividades que el Instituto Potosino de Bellas Artes (IPBA) ofrece, la Escuela de Música Julián Carrillo fue creada hace 65 años con el objetivo de sentar las bases técnicas y formativas para adquirir altos niveles en la instrucción musical de niños y jóvenes.
Guerguina Pavlova, coordinadora de la escuela, precisa en entrevista que el IPBA ha cobijado este proyecto desde entonces, en conjunto con el resto de las áreas artísticas y resguardándolo siempre bajo la premisa de “Arte para todos”.
La intención de ofrecer un espacio para la enseñanza de las artes, en específico de la música, fue con el designio de instruir músicos-intérpretes en dos modalidades: una carrera técnica y talleres de formación.
En este contexto, la coordinadora especifica que nacen primero los talleres libres dirigidos a niños y adolescentes, en los cuales se ofrecen las bases teóricas y prácticas a nivel inicial de estudios musicales para una correcta ejecución de instrumentos como violín, viola, violonchelo, contrabajo, guitarra clásica, piano, batería, saxofón y canto coral.
La Carrera de Técnico Profesional Instrumentista Ejecutante, que dura tres años divididos en seis semestres, es un programa más joven e integrado en 2004 con la meta de formar profesionales de la música, capaces de explorar distintos lenguajes, formas y estilos musicales, clásicos y contemporáneos; que puedan también plasmar sus ideas en obras e interpretaciones.
La escuela opera en horario matutino impartiendo materias como solfeo, armonía, apreciación de la música, conjuntos corales, conjuntos instrumentales, historia de la música, así como la especialización en la interpretación de violín, viola, guitarra y piano. Los talleres libres ocurren igualmente de lunes a viernes, pero por las tardes.
“Buscamos lograr que los jóvenes continúen sus estudios en una licenciatura cuando concluyen la carrera, o también que empiecen a ejercer en el nivel básico de la música impartiendo clases en primarias o secundarias”, refiere la entrevistada.
Comenta que un total de 23 alumnos estudia la carrera actualmente, con una matrícula de 15 maestros, mientras que en los talleres libres hay 220 y 32 profesores.
En los talleres se empieza desde cero y reciben a niños a partir de los ocho años. La carrera sí requiere conocimientos básicos y dominio del instrumento. Son aceptadas todas las personas que hayan concluido el bachillerato y tengan aptitudes, sentido muy desarrollado del ritmo, habilidad para interpretar música e interés por las manifestaciones artísticas en general.
“Al final se les entrega su certificado y su título de carrera técnica para que puedan ejercer la música al nivel logrado. Ese documento sirve, además, para que puedan continuar con alguna licenciatura, impartiendo clases o participando en ensambles, orquestas o cuartetos”, afirma Guerguina.
Durante los estudios se invita a los alumnos para que participen en conciertos, recitales y presentaciones en foros como casas de cultura, museos y con algunas otras instituciones como la Alianza Francesa, la cual organiza eventos musicales en que se programan solistas, ensambles y coros.
La carrera técnica recibe estudiantes una vez al año. La convocatoria se abre en febrero, mientras que los talleres admiten alumnos cada semestre. Las inscripciones son en diciembre para iniciar en enero, y en julio para ingresar en agosto.
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