¿Prohibir las bolsas de plástico realmente será la solución al problema de la contaminación? ¿Habría que pensar en un cambio estructural en nuestros hábitos de consumo y reciclaje?
En este 2020 entró en vigor la modificación al Reglamento de la Ley de Residuos Sólidos que en la Ciudad de México prohíbe a los comerciantes regalar bolsas de plástico de un sólo uso a sus clientes, una medida que por lo pronto está en etapa de prueba pero que a partir del día 15 será definitiva.
Pero, ¿realmente será la solución al problema de la contaminación? O habría que pensar también en un cambio estructural en nuestros hábitos de consumo y reciclaje.
Pues a pesar de lo popular que pueda sonar este cambio debemos tener cuidado, no nos vaya a pasar como aquella que sacó a los animales de los circos, sólo para verlos morir en consultorios o estancias por una mala planeación y una nula visión sistémica del caso, de una medida que de entrada también se antojaba popular.
Empecemos por lo laboral. Esta modificación ya ha hecho perder al sector de los plásticos un 50% de sus ventas, lo que pone en riesgo 300 mil empleos directos e indirectos según la Asociación Nacional de Industriales del Plástico.
Además de 59 mil trabajos relacionados con el sector y la labor de unos 20 mil pepenadores encargados de llevarles materiales reciclados de la basura a las fábricas. De un producto que según los expertos se llega a reutilizar hasta 125 veces.
Por el otro lado tenemos que a nivel mundial se usan más de 500 mil millones de bolsas al año. Algo así como 650 bolsas por familia. De un producto que tarda en promedio 150 años de degradarse. La ONU señala que se compran 1 millón de bolsas de plástico por minuto en el mundo.
Y cifras de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México, estiman que los plásticos desechables y reutilizables al usarse incorrectamente provocan un daño al sector turístico, de pesca y transporte por 13 mil millones de dólares.
Por lo pronto ya han entrado al quite cucuruchos de periódico, bolsas de papel y por supuesto las populares de tela. Productos que también habrá que ver qué tanto afectarán al planeta, pues su producción requiere de un costo industrial, tala de árboles, espacio de traslado, resistencia y generación de efecto invernadero y de emisiones de carbono en su producción y transporte.
Todo esto ante millones de consumidores que no perderán la oportunidad de seguir comprando ahora estos productos, así como nuevos fabricantes que sabrán cómo venderle sueños y esperanzas a los clientes.
En fin, habrá que revisar cómo se van dando los resultados de esta medida, la cual por cierto será interesante ver cómo aplicarán con el ambulante, pues una vez más la correa se aprieta para un sólo lado, dejando libres a quienes optan por la siempre popular ilegalidad que vela más por cuidar los votos que por cumplir la ley.
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