¿Qué viene para el año 2020? Seguramente lo mismo, a menos claro que en una de esas nos caiga el veinte y empecemos a organizarnos mejor
Pues qué creen, salvo algunas excepciones, este año prácticamente ya se acabo. De aquí al 31 ya sólo será cosa de ver cómo se bajan las cortinas, se cierran los cajones y dejamos los pendientes para el año que viene.
Enviamos los últimos mensajes navideños, algunos por cierto carentes de toda progenitora y exoneramos culpas en aras de pasar unas Feliz Navidad con la conciencia bien tranquila de que realizamos, la función para la cual fuimos contratados, tal y como se nos pidió.
¿Qué viene para el 2020? seguramente lo mismo. A menos claro que en una de esas nos caiga el veinte y empecemos a organizarnos mejor.
¿No te gusta tu trabajo? Renuncia y enfócate en cumplir tu sueño. Será fácil, por supuesto que no. Quizá la pases mal, te faltará dinero o te las veras negras, pero créeme que al final y con trabajo, esfuerzo y dedicación veras realizados todos tus sueños.
Te da miedo dar ese gran paso, entonces valora si tu quincena llega puntual, si cuentas con prestaciones o si tu empresa está haciendo hasta lo imposible por mantenerse a flote. Y de paso dale una leída a tu contrato para ver qué no están cumpliendo en realidad.
Estudiantes, en ustedes está parte importante de nuestro futuro. Pidan un alto nivel de exigencia académica, busquen ser los mejores de su área. Sabemos que ya traen la honestidad, pero este país requiere de su 120% de conocimiento.
Hagan equipo para que quede fuera de las aulas la misoginia, el acoso y la corrupción, pero exijan sin dejan de trabajar un minuto pues si a ustedes les vaya bien, a todos nosotros nos irá mejor.
No dejen de adiestrarse, equivocarse en los laboratorios y generar utopías; los necesitamos preparados, porque creanme, ni el peor de sus profesores se comparará con las más triste de las realidades una vez que egresen.
Sobre lo que pasa en las calles, ahí la cosa está más difícil. Pues no habrá beneficios si no aceptamos obligaciones. Dejemos de pedir desde la comodidad de la inactividad y mejor seamos generadores del cambio.
O seguiremos viviendo en el país que tanto nos hemos empeñado en construir. Aquel en el que ya nos tomaron la medida y en dónde sólo nos unimos un ratito en caso de una enorme adversidad.
Dejemos de echarle la culpa de lo que ahora nos pasa, a los 30 millones que supieron organizarse. Pues tal vez lo que en realidad nos duele, es que fuimos de los 60 millones que no supimos ponernos de acuerdo.
Quizá cambiado de miras seremos mejores personas, profesionistas realizados o trabajadores felices. Cumpliendo nuestros sueños, tal y como ahora lo hacen quienes nos desean, ¡Feliz Navidad!
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