En un México donde si no trabajas, no comes, el INEGI nos dice que existen más de 31 millones de personas que laboran en la informalidad
¿Se han dado cuenta lo rápido que pasa el tiempo? Pareciera que estamos saliendo apenas del verano cuando ya nos encontramos celebrando Navidad. Y en materia comercial ni se diga, pues todavía no terminamos de digerir la rosca de Reyes cuando ya en las tiendas tenemos promociones para comprar el pan de muerto.
Esto pone en una balanza qué tanto administramos el tiempo y a qué momento le damos mayor importancia. ¿Nos la pasamos añorando el pasado, queremos vivir el presente sin importar lo que pase después. O estamos tan preocupados por nuestro futuro que olvidamos disfrutar el ahora?
A decir que los que saben, en cuestiones de tiempo, el equilibrio es la mejor forma de tener una buena vida. Aprender del pasado, disfrutar el presente y contar con ciertos elementos que nos tranquilicen a futuro.
Una filosofía un tanto romántica sobre todo si la comparamos con la realidad que vivimos hoy.
A pesar de que México cuenta con una estructura eficiente de pensiones, esta no se ha estado nutriendo como debería en los últimos años. Pues en el mercado laboral o no hay trabajo, lo hay pero con sueldos poco competitivos, o muchos se han cambiado a la informalidad. Lo que pone en riesgo el futuro del resto.
En un México donde si no trabajas, no comes. Tenemos que actualmente según cifras del INEGI, se estima que existen más de 31 millones de personas que laboran en la informalidad, datos jamás vistos en el país. Los rubros que nutren estas cifras son el trabajo doméstico y empleo agropecuario sin protección laboral.
Pero también destaca el empleo subordinado en donde el salario es bajo, no hay prestaciones sociales, sin servicios de salud o contrato por escrito y jornadas laborales que van en contra de lo establecido por la Ley Federal de Trabajo.
Los micronegocios y el autoempleo dominan las opciones laborales, pero estas prácticas difícilmente moverán la economía favorablemente, lo que nos lleva a bajos ingresos, tocando así la puerta de la pobreza y el nulo desarrollo social.
¿Qué hacer? El apoyo del Gobierno a la pensión de los mayores no suena mal, pero aquí hay dos cuestiones básicas: que 3 mil pesos no resuelven una vida. Y que este dinero se da porque el trabajador no pudo generar los recursos por su cuenta para poder garantizar su retiro. Sin contar claro, que una ayuda gubernamental siempre tiene del otro lado de la correa, el apoyo electoral.
¿Qué nos queda? Aprender del pasado, trabajar en el presente y no olvidar que lo barato sale caro a futuro. Y ante esto ¿cómo anda en la balanza de sus tiempos?
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