“Los Sátiros” de Sonora cometieron el mismo delito en contra de dos menores diferentes, pero ambos fueron homogéneizados para la historia de México
La pena de muerte en México existió desde la época prehispánica hasta el 19 de junio de 1957, cuando se llevó a cabo la última ejecución del país en contra de dos hombre en Hermosillo, Sonora, a quienes apodaron como “Los Sátiros”.
Los fusilados fueron José Rosario Don Juan Zamarripa y Francisco Ruiz Corrales, ambos condenados por el delito de violación y homicidio en contra de dos menores de edad.
La ejecución se realizó en el paredón de la antigua penitencia de Sonora, hoy el lugar es un museo manejado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los condenados a muerte fueron apodados como “Los Sátiros” de Sonora, y aunque ambos cometieron los delitos en contra de dos menores diferentes, ambos fueron fusilados al mismo tiempo y homogéneizados para la historia de México.
Don Juan Zamarripa de 37 años, era originario de Tierra Nueva, San Luis Potosí, y ultrajó y asesinó a la menor Ernestina Leyva en 1950; en tanto Ruiz Corrales, fue acusado de violar y estrangular a la niña Margarita Mendoza Noriega de tan solo 6 años de edad a quien agredió en un terreno baldío.
La historia de Margarita era conocida como “La Niña de los tomates”, ya que a eso se dedicaba la menor; e incluso sirvió de inspiración para el escritor Sergio Valenzuela para escribir el libro con dicho apodo de la anécdota de la menor.
El abuso causó mucha histeria colectiva en Hermosillo, al grado que varios padres prohibían salir a sus hijas, sin importar horario y edad.
La ejecución de ambos hombres fue un hecho muy mediático que inclusive fue recogido por las crónicas de los diarios de la época de la siguiente manera.
“Francisco Ruiz Corrales y José Rosario Don Juan Zamarripa pagaron hoy su ofensa a la sociedad cuando a las 5:05 horas cayeron bajo las balas de un pelotón seleccionado de la Policía Municipal, ejecutándose así la sentencia de muerte dictada en su contra por los tribunales competentes, en el caso de Ruiz Corrales hace dos años y en el de Zamarripa en 1950.
Zamarripa mató a garrotazos a una niña de 4 años y Ruiz Corrales estranguló a su víctima de 6 años. Ambos asesinaron a sus víctimas después de haber abusado de ellas.
Los últimos momentos de los dos reos fueron sumamente impresionantes por el patético cuadro de los preparativos, en los corredores fríos y solos de la Penitenciaría General del Estado y, sobre todo, por la serenidad que los dos mostraron al acercarse la hora definitiva.
Desde las primeras horas del día se observaba movimiento en el penal, en el cual había sido reforzada la guardia.
A las 4:25, se presentaron los agentes de la Policía encargados del fusilamiento e hicieron su entrada al patio donde se encuentra el mismo paredón frente al cual fueron ajusticiados hace 23 años Roberto Arámburu y Emiliano Triana.
Al acercarse los periodistas, Zamarripa sonrió desde lejos y dijo: “Buenos días, señores”, luego dirigiéndose a todos, con serenidad preguntó: “¿Cómo han estado?”. (Diario el Regional de Sonora, 17 de junio de 1955)
Hoy, a más de 60 años de la ejecución, la herida sigue sensible entre los pobladores de Hermosillo, quienes cerca de la tumba de los violadores pintan las paredes con leyendas como la de “Sátiros PUM PUM Junio 19 1957”, mismas que son retiradas y vueltas a poner seguido.
También, las cruces de los difuntos han sido pintadas de color rojo múltiples ocasiones.
Los restos de Margarita aún se encuentran en el mismo panteón.
“Los Sátiros” fue la ultima ejecución por violación en nuestro país, sin embargo, fue la ejecución de José Isaías Constante Laureano, un soldado que insubordinó y mató a dos superiores, la que terminó con este tipo de justicia en la legislación mexicana al ser fusilado en 1961 en Saltillo, Coahuila.
En 1975 la pena de muerte fue suspendida, pero fue en el año 2005 cuando el entonces presidente Vicente Fox la abolió por completo.
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