México es altamente sísmico y tiene potencial de presentar sismos de magnitudes mayores de 8, los cuales no se concentran en un mes del año
Ante los impredecibles sismos tenemos que estar preparados. La mejor forma de hacerlo es conocer el fenómeno y saber qué hacer, afirmó Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
“Si se pudieran predecir y nos dijeran que uno viene mañana, tomaríamos las medidas precautorias, ¿por qué no tomarlas con mayor razón si no se pueden predecir?”, cuestionó.
En conferencia de medios en la sede del SSN, organismo adscrito al Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, Hugo Delgado Granados, director del IGf, señaló que septiembre se ha convertido en México en el mes de los sismos, porque conmemora eventos importantes ocurridos este mes.
David E. León Romero, coordinador nacional de Protección Civil, mencionó que, aunque “no podemos controlar la sismicidad, sí podemos controlar qué tan preparados estamos”.
La fecha, añadió, nos permite acercarnos a la ciudadanía para comunicarle lo que debe saber acerca de estos eventos, conocer las evidencias científicas y participar en actividades de protección civil que fomenten una cultura sobre el fenómeno sísmico.
Destacó la importancia del SSN, organismo que tiene 109 años de monitorear temblores e interpretar los datos que éstos producen. “El Servicio Sismológico es una de las grandes instituciones del país, emite información y conocimiento para que todos podamos tomar mejores decisiones”, subrayó.
A su vez, Pérez Campos comentó que además de informar sobre los sismos, el SSN colecta datos de forma constante, que son fundamentales para el estudio de estos fenómenos y de sus características. “Se estudia desde el origen y cuestiones técnicas, hasta cómo impactarán en nuestras ciudades, pasando por la caracterización de las entrañas de la Tierra, por debajo de nuestro territorio”, detalló.
La jefa del SSN aclaró que con estos datos no es posible predecir los sismos, “pero sabemos que nuestro país es altamente sísmico, que tiene potencial de presentar sismos de magnitudes mayores de 8 y que éstos no se concentran en un mes del año.
“Hemos seleccionado a septiembre como el mes de los sismos por una conmemoración, no porque tiemble más ni porque sólo en septiembre se presenten sismos grandes”, explicó.
Estos fenómenos no se relacionan con el calendario, con épocas del año, con el día o la noche. “Pueden presentarse en cualquier momento”, subrayó.
Lo que los científicos sí saben, continuó, es dónde se concentran. Los sismos grandes están sobre todo a lo largo de los márgenes de las placas tectónicas, desde el Golfo de California y la frontera con California (Estados Unidos), continúan por las costas del Pacífico, llegando hasta Chiapas, donde hay otro contacto importante.
“Son de magnitudes siete o un poco mayores, y pueden afectar a Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa y Nayarit”.
Por otro lado están los sismos de subducción, que ocurren en la costa del Pacífico y van desde Jalisco hasta Chiapas, y pueden alcanzar magnitudes mayores a ocho. “Son de gran importancia para el centro del país, sobre todo para la Ciudad de México”, precisó.
También hay sismos en la Placa de Cocos, de características diferentes, y ocurren hacia adentro del país, en sitios como Puebla. Pueden tener magnitudes arriba de ocho, como el del siete de septiembre de 2017. Se pueden presentar en Michoacán, Morelos, Puebla y Oaxaca, principalmente, y llegar a afectar a la Ciudad de México.
Hay otro tipo de sismos asociados con fallas geológicas que afectan al centro del país y no son cercanos a bordes de placa; “ocurren con menor frecuencia y tienen magnitudes menores, aunque algunos han sido cercanos a magnitud siete. Este escenario se puede esperar en Michoacán, Estado de México y Veracruz.
“Si bien se han dejado fuera varios estados de la República, eso no significa que ahí nunca tiemble”, destacó.
Con información de la UNAM
IPR
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