En unas pruebas aplicadas a ratones lograron la desaparición total del cáncer de páncreas más agresivo
Luego de diez años de investigación, Mariano Barbacid y su equipo de científicos del Grupo de Oncología Experimental del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han conseguido descubrir nuevas estrategias para desarrollar terapias efectivas contra el cáncer de páncreas.
En el estudio, publicado en Cancer Cell, se observa la regresión completa de los adenocarcinomas ductales pancreáticos avanzados, tras la inhibición combinada del Receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico (EGFR en sus siglas en inglés) y la quinasa c-RAF. El adenocarcinoma ductal de páncreas o ADP es una de las formas más agresivas de cáncer páncreas y uno de los más resistentes. Su curación se limita a los casos en los que el tumor puede eliminarse quirúrgicamente (lo que supone entre un 10% y un 20%).
En más del 95% de los casos de este tipo de cáncer de páncreas, la mutación iniciadora tiene lugar en el oncogén KRAS. A medida que estas lesiones progresan en malignidad se van acumulando otras mutaciones. De ahí, que el equipo del doctor Barbacid se haya centrado en evaluar el potencial terapéutico de dos dianas implicadas en la señalización de las oncoproteínas KRAS. Se trata del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR por sus siglas en inglés) y la quinasa c-RAF. “Hemos utilizado ratones modificados genéticamente a los que se les ha inducido las mutaciones KRAS y TP53, responsables de la mayoría de tumores humanos. Se los inducimos a los ratones cuando son jóvenes y a los seis meses hemos logrado eliminar por primera vez las dianas terapéuticas y de forma sistemática, es decir, en todo el organismo y si causar toxicidad”, afirma Barbacid.
Este logro, que los ratones respondan a esta terapia, se ha alcanzado en “la mitad de ellos”, precisa Barbacid. Por eso, el siguiente objetivo “es encontrar dianas adicionales para poder bloquear los casos que se nos resisten”.
Asimismo, también se ha conseguido un efecto terapéutico en nueve de cada diez tumores de páncreas en modelos PDX obtenidos de pacientes con cáncer mantenidos en ratones inmunodeficientes. Aunque, como recordó Barbacid, él prefiere destacar el logro en ratones de laboratorio.
El doctor Barbacid ha especificado en que se trata de “un primer paso”, en que hay que seguir investigando, en que la aplicación de este tipo de terapias no estará disponible para humanos en un plazo de al menos cinco años, y en que por lo tanto no sirve para los enfermos que en la actualidad padecen este tipo de cáncer.
Además insistió en que este tipo de hallazgos no deben despertar “falsas esperanzas” entre quienes sufren cáncer de páncreas, ha señalado que el problema del cáncer no es matar a las células tumorales, sino conseguirlo sin causar una toxicidad elevada.
El diagnóstico del cáncer de páncreas suele ser complicado de concretar pues se ubica en una zona de poco acceso al tacto humano y da unos síntomas inespecíficos que clínicamente son muy difíciles de interpretar, por lo que el logro del equipo del doctor Barbacid es una muy buena noticia por el alto impacto que puede tener en un futuro.
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