El amor de madre no conoce límites y esta neurocientífica demuestra que combinado con tecnología puede hacer varias cosas
¿Qué no haría una madre para lograr el bienestar de sus hijos? Salvo contadas y tristes excepciones, el amor de madre es muy grande y capaz de lograr muchas cosas, pero cuando se junta con una mente científica el resultado puede ser muy polémica.
Vivienne Ming es una neurocientífica experta en inteligencia artificial, que al enterarse que su hijo tiene autismo decidió trabajar para que lleve una vida normal y en sus propias palabras lo está transformando en un cyborg.
Los avances científicos que ha tenido con su hijo los describió en un artículo publicado en el portal Quartz.
Según Ming, después de que su hijo fue diagnosticado con autismo, puso a trabajar su experiencia para construir un sistema de reconocimiento de expresión y rostro basado en Google Glass diseñado para interpretar las expresiones faciales de otros en tiempo real.
El sistema mejorado se llama SuperGlass y permite a una persona con autismo percibir si el individuo que tiene en frente está feliz, triste, enfadado, etc.
Esa es una habilidad con la que la mayoría de las personas neurotípicas nacen, pero puede parecer una “superpotencia” para alguien con autismo, y en su artículo de Quartz , Ming plantea preguntas provocativas sobre el impacto que la tecnología ha tenido en la humanidad de su hijo.
“He elegido convertir a mi hijo en un cyborg y cambiar la definición de lo que significa ser humano. Pero, ¿los superpoderes diseñados por mi hijo lo hacen más humano o menos?, escribió la científica.
Ella se describe a sí misma como científica loca, cuenta que además del autismo su hijo fue diagnosticado con diabetes tipo 1, al respecto de esta enfermedad también hizo algo:
“Cuando le diagnosticaron diabetes tipo 1, pirateé su bomba de insulina y desarrollé una inteligencia artificial que aprendió a relacionar su insulina con sus emociones y actividades”, relató la dedicada madre.
Vivienne Ming admite que mientras más experimentaba, más se daba cuenta de que no quería ‘curar’ el autismo de su hijo. “No quería perderlo a él ni a sus maravillosas diferencias.
SuperGlass se convirtió en una herramienta para traducir entre su experiencia y la nuestra. No nivela el campo de juego, solo le dio un bate diferente para jugar”, afirmó. “Cuanto más diferente eres, más valioso te vuelves. Mi hijo, por lo tanto, no tiene precio”, subrayó.
Usar la tecnología para aumentar la biología humana ya no es una fantasía de ciencia ficción: hoy en día, personas con implantes cocleares , ojos biónicos y miembros protésicos controlados por la mente caminan entre nosotros.
Esos dispositivos pueden diferir enormemente en sus propósitos específicos, pero en general, todos trabajan hacia el mismo objetivo: hacer que alguien que es “diferente” se parezca más al humano promedio.
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