La ley de extradición que habría cubierto a los siete millones de residentes de Hong Kong, fue vista como una amenaza al Estado de derecho
La líder de Hong Kong, Carrie Lam, aplazó por tiempo indefinido una ley propuesta que habría permitido extradiciones a China continental, en un radical cambio luego de que el proyecto generó las mayores y más violentas protestas callejeras en décadas.
La ley de extradición, que habría cubierto a los siete millones de residentes de Hong Kong así como a extranjeros y ciudadanos chinos en el territorio, fue visto por muchos como una amenaza al Estado de derecho en la excolonia británica.
Cerca de un millón de personas marcharon por Hong Kong el domingo pasado para protestar contra el proyecto, según organizadores de la manifestación, la mayor en la ciudad desde que las multitudes expresaron su rechazo a la violenta represión contra las manifestaciones en favor de la democracia en la plaza Tiananmén de Pekín el 4 de junio de 1989.
Las protestas continuaron durante la semana y la policía las enfrentó con gas lacrimógeno y balas de goma, lo que provocó el caso en el centro financiero asiático y aumentó la presión sobre Lam.
“Luego de reiteradas deliberaciones durante los últimos dos días, ahora anuncio que el gobierno ha decidido suspender el ejercicio de la enmienda legislativa, reiniciar nuestra comunicación con todos los sectores de la sociedad, hacer más trabajo de explicación y escuchar las diferentes opiniones de la sociedad”, dijo Lam en una conferencia de prensa.
En su primera aparición pública o comentarios desde el miércoles, dijo que no hay una fecha límite, lo que en la práctica suspende el proceso por tiempo indefinido.
Sus rivales políticos pidieron que el proyecto de ley sea desechado por completo. Los organizadores de las protestas dijeron que continuarán con una manifestación el domingo para exigir la renuncia de Lam.
El cambio de opinión fue uno de los giros políticos más significativos del gobierno de Hong Kong provocados por la presión pública desde que Reino Unido devolvió el territorio a China en 1997, y puso en tela de juicio la capacidad de Lam para continuar liderando la ciudad.
Cuando se le preguntó si renunciaría, Lam evitó responder directamente y pidió al público que les de “otra oportunidad”. Ella dijo que había sido funcionaria durante décadas y todavía tenía trabajo que quería hacer.
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