La mujer se llevó el premio por sus revolucionarias investigaciones en la intersección con el mundo de la física
La Academia de Ciencias y Letras de Noruega ha decidido conceder a Karen Uhlenbeck el Premio Abel 2019, dotado con unos 600 mil euros y considerado el Nobel de las matemáticas.
Esta mujer ha tenido que sobresalir, ella caminaba en un mundo que en aquel entonces solo figuraban hombres, karen recuerda que le mencionaban constantemente: “nadie contrata a mujeres, porque las mujeres deben estar en casa y tener bebés”. Cuando era apenas una jovencita y prometedora matemática, se puso a buscar un empleo y trabajó brevemente como profesora en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y en la Universidad de Berkeley.
“Soy matemática. Los matemáticos hacemos investigaciones exóticas, así que es difícil describir exactamente lo que hago en términos sencillos”, menciona la mujer.
Esta profesora emérita de la Universidad de Texas en Austin, ha trabajado con ecuaciones en derivadas parciales, desarrolladas originalmente por la necesidad de describir fenómenos como el electromagnetismo, ahora utilizados en multitud de contextos, como el estudio de las formas del espacio en varias dimensiones.
Karen es la primer mujer que recibe el Premio Abel, creado en 2002 para celebrar el bicentenario del nacimiento del matemático noruego Niels Henrik Abel.
En 1988, Uhlenbeck denunciaba que la discriminación explícita no era el único obstáculo en su disciplina. “Uno de los problemas más serios que tienen las mujeres es hacerse a la idea de que existe una sutil falta de aceptación hacia ellas y que tienen que actuar en consecuencia”, alertó.
La personalidad de Uhlenbeck ha facilitado su éxito en diferentes campos de las matemáticas. “Me aburro con las cosas que ya entiendo”, afirma. La investigación de Karen ha permitido avances revolucionarios en la intersección de las matemáticas y la física.
El matemático Daniel Peralta subraya que el trabajo de Karen Uhlenbeck ha sido esencial para entender las superficies mínimas, como las formadas por las pompas de jabón, cuando se consideran muchas dimensiones del espacio. “A partir de cuatro dimensiones, las técnicas clásicas fallan y surgen singularidades”, detalla Peralta, del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), en Madrid. “Las técnicas desarrolladas por Uhlenbeck están en la caja de herramientas de cualquier geómetra”, afirma.
“Soy consciente de que soy un modelo para las mujeres jóvenes en el campo de las matemáticas. Y, en parte, por eso estoy aquí. Sin embargo, es difícil ser un modelo, porque lo que realmente tienes que hacer es mostrar a los estudiantes que una persona imperfecta puede triunfar”, reflexionaba Uhlenbeck en el libro Viajes de mujeres en ciencia e ingeniería: no hay constantes universales (Temple University Press, 1997).
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