Tener hábitos de sueño adecuados traen múltiples beneficios para nuestro día a día, pues además de sentirnos descansados, también cuidamos nuestra salud
El insomnio, los síndromes de sueño insuficiente y de apnea hipopnea son los trastornos del sueño más frecuentes en la población mexicana: el primero lo padece el 30 por ciento; el segundo, el 20 por ciento; y el tercero hasta el cuatro por ciento.
Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): el insomnio lo padece el 30 por ciento de la población; los síndromes de sueño insuficiente el 20 por ciento; y apnea hipopnea el cuatro por ciento.
Estos trastornos pueden ser causados porque algo nos preocupa, nos emociona o simplemente porque preferimos ver la televisión o leer, aunque ya sea muy tarde para estas actividades.
¿Cuáles son sus características y cómo afectan?
Hay tres etapas de insomnio:
- Insomnio de inicio: es la persistente dificultad para la conciliación del sueño.
- De continuidad: se refiere a uno o varios despertares que fracturan el sueño.
- Y terminal: consiste en la incapacidad total para volver a dormir a partir de un despertar que se presenta mucho antes de lo necesario.
Quienes tienen insomnio presentan alteraciones en la memoria verbal, es decir, aquella en donde se almacena información de números, además de ser un predictor de una discapacidad permanente.
El síndrome de sueño insuficiente se presenta cuando las personas duermen poco debido al trabajo, a hábitos inadecuados o por conductas voluntarias; produce cansancio físico, problemas de atención y concentración, y dificultad para realizar tareas de precisión. Estas condiciones aumentan el riesgo de padecer trastornos psiquiátricos como depresión y ansiedad, de las que uno de los síntomas más comunes es la irritabilidad.
La apnea, en este último trastorno ocurren microdespertares que evitan que llegue suficiente oxígeno a los pulmones, al cerebro y al cuerpo. Las personas con apnea tienen problemas con la memoria alterativa, que son recuerdos de conocimientos adquiridos o personales.
Andrés Barrera Medina, especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM considera que quienes trabajan horarios prolongados, nocturnos o tienen rotación de los mismos son los más afectados en el ritmo circadiano.
“Aproximadamente 20 por ciento de estos individuos tendrán un desacoplamiento entre el reloj biológico y las necesidades del medio ambiente”, señaló.
Recomendaciones
Para reducir el riesgo de padecer o ayudar a controlar estos trastornos se recomienda tener hábitos de sueño adecuados:
- Acostarse y levantarse a una hora determinada
- Ocupar la cama sólo para dormir, no para ver la televisión o el celular
- Evitar acostarse con preocupaciones
- No ver el reloj durante la noche
- Limitar la ingesta de líquidos y bebidas estimulantes antes de dormir
- Tener actividad física durante el día o relajante (meditación o yoga) antes de dormir.
Sin embargo, se recomienda que los trastornos de sueño sean atendidos. Además, existen otros trastornos como caminar dormidos por la noche, tener terrores nocturnos, no tener sueño o roncar intensamente.
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