Hija de una cocinera tradicional oaxaqueña, no es raro que Rosy Arango haya crecido rodeada de amor a sus raíces
Al escuchar cantar a Rosy Arango se siente en cada nota la pasión por México y su cultura.
“En la vida uno aparece con una misión y siempre he estado convencida de que cantar es mi manera de expresar el orgullo que tengo de haber nacido en esta tierra”, comenta Rosy, ataviada como siempre, en un rebozo y blusas o vestidos bordados por artesanos mexicanos.
Rosy lleva más de 20 años como cantante de música mexicana, estudió música en la Escuela y Casa de la Música Mexicana, actualmente llamada Escuela de Iniciación Musical de la Ollin Yoliztli.
Hija de una cocinera tradicional oaxaqueña, no es raro que Rosy haya crecido rodeada de amor a sus raíces.
“Los orígenes de la mi familia han sembrado en mí esos aromas a México y su sabor a tradición, los colores de Oaxaca, los colores de un país brillante y obviamente mi manera de expresarlo ha sido a través del canto y de la música”, explica.
Usa su voz como arma, pues más allá del canto, su meta es difundir y hacer que la gente se enamore de su país y de las tradiciones. Desde 2016, inició un recorrido por todos los museos de la Ciudad de México para convocar a la gente a visitar estos recintos con el pretexto de escuchar música mexicana.
“La verdadera revolución que México necesita viene desde la cultura y la educación, una comunidad que no conoce su cultura está condenada a cometer los mismos errores. Llevar a la gente a los museos a través de la música ha sido el pretexto ideal para que se adueñen de los espacios culturales que nos pertenecen”, asegura.
Esta labor, llamada “Las Noches de Museo”, le valió un Doctorado Honoris Causa por parte del Claustro Doctoral Iberoamericano y la UNESCO. Además, la Unión Nacional del Mariachi la reconoció como “La Reina del Mariachi”, y en 2010 fue nombrada “La Voz del Bicentenario”.
Rosy está convencida de que es una soldadera de México y aunado a su labor artística ha dedicado cuerpo y alma a ayudar diversas causas como recolectas para niños de la calle, intercambio de zapatos para niñas mazahuas o tenis para inmigrantes.
“Todos somos pequeñas gotitas y si nos juntamos podemos hacer un aguacero, México es tan vasto que nos sorprendería conocer nuestros valores y talentos, si los juntamos somos poderosos y a muchos de nosotros se nos ha olvidado que nuestro máximo poder ser mexicanos”, afirma orgullosa.
Muestra de ello es la más reciente producción discográfica de Rosy Arango, llamada “Mi Nombre es México”, que se logró gracias a donativos que junto de amigos y seguidores en sus redes sociales.
“Crecí cargada en un rebozo donde me enseñaron que los valores principales eran el amor, la constancia y el trabajo, que los corazones apasionados siempre son los que logran todo, no hay nada que te detenga si te apasiona la vida, si te apasiona despertar, en el corazón debe haber esa flama que te permita motivar a otro, si no logramos inspirar a otros entonces no tiene sentido la vida, a eso venimos a inspirarnos unos a otros y a saber que es posible absolutamente todo”, finaliza emocionada.
Por Diana Jiménez
Imagen: Cortesía de Rosy Arango
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